República Centroafricana: “Nuestro hospital pediátrico tuvo que ponerse a funcionar como un centro de urgencias traumatológicas”
Katie Treble, de 31 años, es una doctora del Reino Unido. Estaba trabajando en el hospital de Bria en la República Centroafricana (RCA), en el fin de semana del 24 al 26 de marzo cuando se produjeron combates intensos en la zona y Médicos Sin Fronteras (MSF) recibió 24 heridos de diferente gravedad.
La doctora de MSF, Katie Treble, trabajando en el hospital de Bria, RCA ©MSF
“La pequeña zona de triaje del hospital estaba llena con pacientes. Todos con heridas de bala de gravedad. Eran hombres jóvenes con heridas en la cabeza, el cuello, la cara y las piernas. Un hombre llegó con los intestinos saliendo de su abdomen. Lo primero que tuvimos que hacer fue expulsar a los curiosos que se habían arremolinado para poder determinar quién necesitaba ayuda primero.
Habíamos previsto ya esta situación; pero fue la primera vez que lidiaba con un caso real con un gran número víctimas. El proceso parece simple: decidir quién necesita qué, cuándo y mantener todo lo más organizado posible. La falta de orden en una situación caótica como esta puede marcar la diferencia entre la vida y la muerte para un paciente. Mi primera tarea era hacer un examen rápido de cada herido. Luego, les asignaba un color: rojo, para aquellos cuyas heridas podían causar la muerte; amarillo, para los que necesitaban ayuda semi-urgente y verde, para aquellos heridos que pueden caminar. El negro es para los que han muerto o cuyas heridas son tan graves que no se pueden salvar.
Con todo el equipo manos a la obra pudimos destinar una sala para aquellos marcados como rojos. Nuestro cirujano se ocupó del primer paciente y nosotros nos dedicamos a estabilizar al resto. Más heridos fueron llegando durante todo este tiempo, así que había que cambiar el orden en la cola hacia cirugía según la gravedad.
Yo estaba preocupada por el banco de sangre, dado que Bria es un hospital pequeño, con equipos limitados y no sabíamos cuántos pacientes iban a acabar llegando durante las siguientes horas. Hacer una transfusión de toda la sangre disponible a alguien que tal vez acabara muriendo y no guardar para otros es una decisión muy difícil de tomar bajo presión.
Sala de operaciones del hospital de Bria, RCA ©MSF
Un paciente destacó en ese fin de semana: una niña de tres años. Había recibido una bala en la cadera y llegó acompañada al hospital por quince miembros de su familia. Estaba increíblemente en calma, permanecía quieta, sin llorar, cooperaba con nosotros aunque no entendía por qué la queríamos pinchar con agujas y seguíamos tocándole la herida, causándole más dolor. La atmósfera todo ese fin de semana fue de una terrorífica calma. Parece que mucha gente aquí ya ha vivido esta situación muchas veces. Ya no entran en pánico. Ni siquiera los niños.
La estructura médica de MSF en Bria se basa en un hospital pediátrico rural en el que generalmente atendemos a niños con malaria. Pero en ese fin de semana, todo el equipo -médicos, enfermeros, asistentes e higienistas- tuvimos que funcionar como un centro de urgencias traumatológicas en medio de una zona de guerra.
Estoy satisfecha de poder decir que salvamos muchas vidas que se hubieran perdido sin la presencia de MSF. La violencia parece haber amainado, pero la gente dice que Bria es un polvorín, que explotará en cualquier momento.”
Sobre la crisis en RCA:
En la RCA se celebraron elecciones generales el pasado año y el país se asentó en una paz frágil, con esporádicos episodios de violencia de intensidad variable. Desde la guerra iniciada en 2013 entre Séleka y anti-Balaka, la parte oriental del país se mantiene fuera de control por parte de fuerzas gubernamentales. Un frágil status quo en el país ha permitido que la población civil viva una cierta “normalidad” (en un país donde casi un millón de personas, de los cinco millones de su población vive o bien desplazada o bien refugiada en otros países). Sin embargo, en los últimos meses los grupos armados se han dividido todavía más y la guerra por el control del territorio se ha intensificado de forma preocupante.
De acuerdo con OCHA, la mitad de los 4.6 millones de personas que viven en RCA necesitan asistencia humanitaria. Más de cien mil personas se han visto desplazadas entre septiembre de 2016 y febrero de 2017 debido a la intensificación del conflicto. 400.000 personas están desplazadas internamente y 460.000 es el número de refugiados. Hasta el momento solo se han recaudado el 5.4% de los fondos requeridos para una respuesta humanitaria adecuada en la zona, de acuerdo con Naciones Unidas.
Sobre MSF en RCA:
MSF trabaja en RCA desde 1997 brindando atención médica a aquellos que más lo necesitan en diferentes partes del país. En 2016, MSF proporcionó más de 947.000 consultas médicas, trató a 580.000 personas por malaria, administró casi medio millón de vacunas y asistió en 21.000 partos. MSF depende de fondos 100% privados.
En Bria (provincia de Haute Kotto), MSF opera un hospital pediátrico con 51 camas. Admitió 3.600 pacientes en 2016, 90% de ellos niños menores de cinco años. Entre noviembre y diciembre de 2016 trataron 138 víctimas de violencia y otros 151 entre enero y marzo de 2017.
En Bambari (provincia de Ouaka), MSF brindó atención médica a 50.000 personas afectadas por la violencia e intensificó sus operaciones a partir de octubre de 2016 para cubrir mayores necesidades humanitarias en la zona.
En Bakouma y Nzako (provincia de Mboumou), los equipos de MSF proveyeron 400 consultas a la población y refirieron 10 heridos al hospital de 118 camas que operan y que están expandiendo en Bangassou.
En Mbres (provincia de Nana-Grebizi), MSF desplegó su equipo de emergencia para asistir a los desplazados que huían de la zona de combates en Bria y Bambari. El equipo de MSF trató y refirió a heridos de guerra a la población vecina de Kaga Bandoro. En Mbres se reforzó el hospital local para cubrir las necesidades de la población, tanto la local como la desplazada y se llevaron a cabo campañas de vacunación de emergencia.
En Maloum (Ouaka), MSF distribuyó más de 15.000 paquetes de ayuda humanitaria de urgencia a los desplazados por los combates en Bria y Bambari y vacunó a más de 5.000 niños y mujeres embarazadas.