¿Cuál es el precio de una vida?
En estos días hay en Estados Unidos un intenso debate acerca del precio de un medicamento que ha revolucionado el tratamiento de la hepatitis C, una enfermedad muy debilitante que puede causar cáncer de hígado. Este debate es muy parecido al que se desarrolló en el 2001, cuando por presión de los países pobres que no podían pagar por los medicamentos se logró que se elaboraran versiones genéricas muy baratas de carísimos antirretrovirales contra el VIH.
Aunque a primera vista este puede parecer un asunto foráneo, le aseguro que este problema afecta de manera directa al Perú y otros países en desarrollo, y eso porque el 85% de todos los casos de hepatitis C en el mundo ocurre en países pobres.
Antes de seguir, es importante recordar que existen tres tipos principales de hepatitis viral: A, B y C. La hepatitis A es la del verano, entra por la boca con las comidas y bebidas contaminadas con excrementos humanos, es como una “fuerte gripe” del hígado, que se cura completamente después de unas semanas.
Las hepatitis B y C son muy diferentes, se transmiten a través de las transfusiones de sangre, el uso de agujas contaminadas, tatuajes contaminados y relaciones sexuales sin protección. El problema con las hepatitis B y C es que se convierten en enfermedades crónicas, es decir incurables. Al respecto, 80% de las hepatitis C y 90% de las hepatitis B en infantes y 50% en niños se vuelven crónicas y pueden causar cáncer de hígado. Es más, se calcula que el 80% de los casos de cáncer de hígado en el Perú es consecuencia de la hepatitis B.
A la hepatitis B se la enfrenta con la vacuna, la cual debe aplicarse al nacimiento del bebe. Se anticipa que en los próximos cincuenta años el cáncer de hígado causado por la hepatitis B se podrá eliminar gracias a la vacunación.
Pero con la hepatitis C la cosa es diferente porque no existe vacuna y hasta hace poco la enfermedad era incurable, los tratamientos que existían eran muy tóxicos, solo 50% efectivos y los pacientes quedaban frustrados. Hasta que a fines del año pasado salió al mercado el sofosbuvir (Sovaldi), un medicamento que produce curaciones superiores al 90% en pacientes con hepatitis C crónica cuando se toma una pastilla diaria por solo tres meses.
Pero hay un gran problema: cada pastilla cuesta S/. 2.765 (US$1.000). Multiplicando el precio de cada pastilla por 90 (tres meses de tratamiento) resulta que el tratamiento curativo de la hepatitis C cuesta en el Perú nada menos que casi S/. 250.000 o casi US$90.000. ¿Quién puede pagar eso?
Imposible de pagar
Se calcula que la prevalencia de hepatitis en el Perú es de 0,8% a 1,2%, lo que significa que entre los 30 millones de peruanos existen en este momento entre 240.000 y 360.000 personas viviendo con hepatitis C.
Si asumimos que 80% de ellas tiene o desarrollará hepatitis C crónica, el número de peruanos que necesitarían tratamiento con Sovaldi está entre 192.000 y 288.000. Como punto de comparación, se calcula que en Estados Unidos existen tres millones de personas con hepatitis C.
Al precio actual del Sovaldi, la sociedad peruana (entiéndase seguros médicos, Minsa, Essalud y otros proveedores) necesitaría destinar cantidades astronómicas de dinero para el tratamiento de los pacientes con hepatitis C crónica. En realidad, las cifras son tan brutalmente altas que las resumimos en el cuadro que aparece en la infografía.
La verdad es que, después de ver esas cifras, es fácil darse cuenta de que no habría dinero en el Perú que alcance para pagar esos tratamientos.
Por eso,en la 67ª Asamblea Mundial de la Salud (brazo ejecutivo de la Organización Mundial de la Salud) del pasado 22 de mayo, se acaba de aprobar la llamada Resolución de la Hepatitis. En ella, pide a los países miembros de las Naciones Unidas que exploren el uso de “flexibilidades legales” descritas en el Acuerdo sobre Aspectos de Derechos de Propiedad Intelectual (TRIPS) de la Organización Mundial de Comercio. Eso permitiría que se produzcan o importen versiones genéricas de medicamentos como el Sovaldi y otros si las empresas farmacéuticas se niegan a ofrecer a precios asequibles.
En palabras sencillas, la OMS dice que si el laboratorio farmacéutico fabricante del medicamento no baja el precio del Sovaldi, los gobiernos de países pobres podrían autorizar la producción de genéricos más baratos usando las “flexibilidades legales” que permite la Organización Mundial de Comercio.
Obviamente, tanto de forma directa como a través de sus voceros, la empresa farmacéutica californiana Gilead ha puesto el grito en el cielo cuando se ha cuestionado el precio tan alto de su medicina Sovaldi. Ellos dicen que el exorbitante precio de su medicina se justifica por los miles de millones de dólares que se ahorrarán en el futuro al curar a los pacientes con hepatitis C crónica (¿?).
Los críticos dicen que ese modo de calcular el precio de una medicina es como si quisieran cobrar la educación universitaria a un muchacho de acuerdo con el dinero que va a ganar en su futura vida profesional y le digan: “OK, si gracias a la profesión que te voy a proporcionar vas a ganar cinco millones de soles en tu vida futura, entonces tu educación te va a costar un millón de soles…”.
La cosa se pone más peliaguda para el laboratorio cuando se considera, de acuerdo con un artículo publicado en Medscape, que el verdadero precio de producción de 90 pastillas de Sovaldi (necesarias para curar la enfermedad de una persona) es de solo S/. 690 (US$250).
La gran pregunta es entonces: ¿Por qué el laboratorio Gilead cobra S/. 250.000 por un tratamiento que solo cuesta S/. 690, es decir 362 veces más que su precio de producción?
Se calcula que cada año Estados Unidos gasta aproximadamente US$300 mil millones en todo tipo de medicamentos. Si tuviera que pagar por el tratamiento de los tres millones de personas infectadas con el virus de la hepatitis C, el monto total por pagar sería el doble de esos US$300 mil millones . ¡Por un solo medicamento!
Y la cosa no termina allí, el laboratorio Gilead trabaja en una combinación de su medicina Sovaldi con otro medicamento, que se espera se apruebe a fin de año y que costará nada menos que US$140.000 por tratamiento (S/. 387.000). Es decir, sobre piedras, palos.