La Noche Pagana de Graveland (y del metal extremo peruano) - Reseña del Evil Attack II
El concierto de Graveland en el marco del Evil Attack II se mostraba interesante por dos razones: la primera era la misma banda polaca, que es uno de los referentes históricos del black y el pagan metal con más de 20 años de carrera; la segunda, la presentación de una serie de bandas de metal extremo nacionales (más una costarricense) que se mueven entre el death y el black, y que representan una generación de bandas post clásicas.
Los grupos a presentarse en orden fueron Dämonik (pronunciar “demonic”), Spell, Demoniac Slaugther, Kay Pacha, Alastor Sanguinary Embryo (Costa Rica), Grave Desecration y Graveland. Uno, como veterano de conciertos, a menudo recuerda cuando la distancia entre las bandas de afuera y las nacionales, era astronómica, y tan solo una o dos de toda la escena local podían estar a la misma altura o al menos no estar tan lejos. Por lo visto la noche del 20 y en los últimos años, esa distancia comienza a ser cada vez menos extensa y en varios momentos simplemente desaparece. Porque si el sábado uno fue para ver a Graveland sin pensar demasiado en las bandas locales, pues hoy deben estar hablando del poder de nuetros grupos.
La primera de la noche fue Dämonik (pronunciar demonik, está en alemán), banda de integración enteramente femenina (ya sé que para la música eso no es relevante, yo también espero el día en el que no llame la atención una alineación enteramente femenina), novel, escasamente conocida aún, que simplemente sorprendió a todos con una de las mejores ejecuciones metálicas para una banda de apertura que hayamos visto. La banda se formó en 2016 por iniciativa de Alexa Reich y la alineación actual consta de ella en la guitarra, Emily en la batería y Mayra en el bajo y desde hace un mes Katiuska en la guitarra, exintegrante de Tunjum. Planean sacar un demo de cuatro canciones en unos meses a través de Pentagram Records y posteriormente sacarán un split con una banda de integrantes femninas de Noruega. Tocaron los temas Tu dios no Existe (qué buen título), Necromancia, Yo soy el Hombre y Bastardo que pronto saldrán en su ya anunciado demo.
Llamó mucho la atención lo integradas que están todas las ejecutantes, lo que revela mucho tiempo de ensayos. El domino de escenario que manejaron fue bastante natural a la vez que sencillo y sin tanta parafernalia (más allá del maquillaje black de Reich) pero con movimientos agresivos. La voz es como cabe esperar en este estilo muy salvaje pero no descontrolada. Creo que esa firmeza en el escenario transmite una solidez que gravita en la propuesta del grupo. Por otro lado, todas las integrantes mostraron un buen nivel técnico pero, a nuestro juicio destacó la baterista, Emilia Bardellini, que hizo gala de varios cambios de tiempo y ritmo en cada uno de los temas en los que mostró precisión y seguridad. Creo que si siguen por este rumbo tienen mucho futuro.
Siguió la banda de black metal Spell, agrupación que se integró posteriormente al evento ante la defección de Illapa. El grupo se formó en el 2012 y está integrado por Ulises Hernández en la voz, Nestor Bustamente en la guitarra y Augusto Carrera en la batería. Han lanzado un Split con la banda Dark Hunter en el 2016. Mostraron un show black muy producido, con candelabros que llevaban velas negras, integrantes encapuchados y un vocalista acorde con la más tradicional ortodoxia nórdica. Su música es una reversión hacia el black metal extremo de los orígenes, crudo, simple, violento, decadente pero con cierto misticismo. Sin embargo, creemos, aún les falta más convicción en el escenario, en el que se mostraron, además, bastante estáticos. No sé si llegarán a trabajar más los temas. En mi opinión aún deben laborar más en ese apartado, potencial tienen.
La banda que continuó fue Demoniac Slaughter, grupo del que no sabía nada, y que ha sido una grata sorpresa, pues al igual que Dämonik, mostraron un amplio nivel técnico, solo que su propuesta está dentro del death metal de inicios de los 90. La banda se formó en 2017, en Comas. Han lanzado un demo ensayo, relativamente antiguo, del 2009 y el año pasado hicieron un promo que están haciendo circular. Su actual alineación es Carl Slaughter Ripper en voz, Alexander Nun’sfucker en la guitarra, Jonathan en el bajo y Hector en la batería. Dejaron una extraordinaria impresión por lo bien construidos de los temas además de la energía que demostraron mientras tocaban. Ejecutaron Ecclesiastical Desecration, Demoniac Slaugther, Involved in Pestilence, Spectral Projection, Defecation Mutilated Corpse y Summoning the Disgrace. Esta banda está para mucho más.
Comentando con mi amigo Paul Alan Pinto, decíamos, qué pena que ahora que los conciertos están bien producidos, con equipos profesionales, buen sonido, luces de primera, buenos locales, empresarios mucho más serios, artistas extranjeros de trayectoria y, sobre todo, con agrupaciones nacionales que ejecutan mejor, con lanzamientos mejor producidos, la asistencia sea tan magra y, a veces, hasta risible pues solo un puñado de personas fue testigo de las primeras bandas. Paradojas que tiene la vida.
El show prosiguió con Two Face Sinner, agrupación que es ya mucho más conocida y que tiene lanzamientos de más envergadura, como sus dos álbumes Rage Against Gods and Their Prayers (2010) y Peccatum Originale (2015) ambos en Austral Holocaust. Ofrecieron un show centrado en el black metal agresivo pero menos crudo que otras bandas. Su presencia black es una de las más logradas de la escena local y pese a comentarios adversos sin fundamento yo los veo muy bien plantados en lo suyo.
Le llegó el turno a la furia huanca Kay Pacha; una banda que ha impresionado desde hace un tiempo en sus presentaciones merced a la mezcla de elementos andinos con la cultura black. Su vocalista John “Yachaq” Limaymanta llevaba una prenda andina a manera de faldellín y enarbolaba un par de cráneos, uno humano y el otro de un animal con cuernos, parecían verdaderos guerreros huancas. Ellos ya han lanzado algunas producciones previas entre las que destacan sus dos álbumes, Wanca Black Metal (2011) y Culto en los Bosques (2014). Ya los hemos visto un par de veces antes y esta nos ha parecido la mejor. Nuevamente se nota el esfuerzo por presentar una producción más sólida tanto a nivel musical como a de desenvolvimiento en el escenario. Es evidente que el grupo viene creciendo.
La banda que siguió el bombardeo extremo fue la costarricense, traída para la ocasión, Alastor Sanguinary Embryo, originarios de San José, el grupo ya tiene trayectoria y se remontan a la década del 90. Cuenta con tres discos Eternal Tears Through Asmodeo’s Blackened Flames (1999), D.E.M.O.N. (2004) y For Satan and the Ruin of the Divine (2015). Su presentación cumple con los cánones más ortodoxos del black metal y su puesta en escena tanto visual como sonora es poderosa. Sin embargo adolece de falta de originalidad, sus deudas con el black de mediados de los 90 es evidente, en mi opinión demasiado. El grupo sin embargo hace gala de una solidez envidiable. En esta ocasión interpretaron We Forged the Wound in the Christian Scare, And the Fire Burned Cold and Black, Summoning The Beast of Stigmata, Dragon’s Thorn y …and your Kingdom has fallen (algunos de estos títulos me recuerdan un poco a los de Judas Iscariot).
Grave Desecration ya es un viejo conocido para mí. Los vi por primera vez hace varios años atrás, y luego en la segunda presentación de Mystifier y en algún show más de ellos. De hecho creo que era la banda nacional con más trayectoria activa de la noche. La alineación que se presentó fue el encapuchado como verdugo Magnus Nefastus en la guitarra y la voz, Lord Tenebrae en la percusión, Azazel Angel Sodomizer en la guitarra y Juan Carlos Muro en el bajo.
Su death/black militante y agresivo caló con fuerza en la audiencia. Ahora están promocionando un EP muy violento llamado Hammer of Abysmal Entities. En su presentación ejecutaron The Ages of Satanic Conquest, I’m the Beast of Abomination, The march to Meggido, Eternal Crucifixion y Triumphant March of War. Les auguro una mayor importancia en los años por venir.
Finalmente luego de este aluvión de bandas extremas de calidad llegó el turno del esperado de la Noche. Graveland, momentos antes estuve con Rob Darken conversando un rato acerca de política y la historia de la banda. Debo decir que me dio la impresión de ser un hombre afable, tranquilo, preocupado hasta cierto punto y muy comprometido con lo que para él es una opción artística y política: el paganismo. La conversación no pudo ser todo lo fluida que quisimos, pues tiene problemas con el inglés y la verdad la lengua polaca no es precisamente muy popular por estos lares. Aclaró nuevamente que eso de su supuesto nazismo es una leyenda urbana de Internet elaborada a partir de la ignorancia de la gente que se limita a repetir lo que otras han dicho sin pensarlo en lo más mínimo. También comentamos algo acerca de la actualidad política en Europa, diálogo en el que reveló algunas posturas conservadoras acerca de la inmigración de personas de países musulmanes y de la influencia del feminismo en la sociedad polaca.
Por la tardía llegada de la banda a la ciudad (problemas en conciertos anteriores) el grupo no pudo realizar prueba de sonido previa así que durante varios minutos los integrantes de la banda y el mismo Darken estuvieron probando los instrumentos y equipos. En particular Rob lució preocupado (en el buen sentido) de la preparación del show. Finalmente luego de esos minutos y ante la impaciencia de la gente que deseaba participar de ese ceremonial que es un concierto black, comenzó el despliegue atmosférico de Graveland. Rob y sus músicos aparecieron encapuchados con unos hábitos negros de bordes rojos de clara inspiración medievalista. Rob además llevaba una pequeña cartera de cuero al lado derecho del cinto, con un aspecto muy tradicional y folclórico. Empezó a resonar Carpathian Wolves y vimos a un Darken reconcentrándose para conectarse con esa visión pagana que ostenta y defiende. Luego cayó At the Pagan Samhain Night uno de sus cortes más místicos. A lo largo de estos temas vimos a Darken moverse como un aprendiz de mago invocando pequeños diosecillos del bosque y de las montañas, como un druida que practicase aún los viejos ritos de sus ancestros bajo la sombra de los Carpatos.
Una pequeña bandera peruana fue izada por las manos de Rob, la gente gritó. Luego un cuchillo de extraña apariencia surgió. Los himnos se sucedieron Born for War, The Gates of Kingdom of Darkness, Hordes of Empire. Todos con ese mismo poder. Luego llegó el turno a Thurisaz, uno de los más esperados y reclamado de la noche. Ya llegando al final del show apareció Thousand Swords y Black Metal War. La gente no estalló en un desenfrenado movimiento de masas, sino que sobre sus lugares se movía la mayoría siguiendo los vaivenes sonoros de una verdadera tierra de tumbas.
Los integrantes se mantuvieron en sus posiciones sin moverse demasiado, en ese aspecto creo que a la banda le falta más participar del espíritu de Rob Darken, creérsela (algo que por ejemplo sí vimos en el show de Mayhen, en el que todos los integrantes atacaban a la audiencia). Fuera de ello la ejecución fue impecable, tema a tema. El show fluyó como suele pasar con sus álbumes, el tiempo ni se sintió. Al llegar al último muchos pensamos que habría más pero no. Ya había pasado la tormenta Graveland.
La noche terminó y nos sentimos reconfortados de haber visto una ejecución metálica verdaderamente impecable, y no solo con la banda central. Haber vivido la cultura del metal extremo con tantos viejos y nuevos amigos, solo lamentamos que la experiencia no fuera compartida por una mayor asistencia. La calidad del sonido, la puntualidad del show, el nivel de todas las bandas y el estatus de la cabeza de cartel merecerían un marco de público más amplio. No pedimos Vivo por el Rock versión metal extremo, pero ¿no pueden ir 300 a un concierto de este nivel? Pensemos en ello.
Agradecimientos:
Agradecemos en primer lugar a Luis Sáenz de Thrashirts por las facilidades dadas a este medio y por el sacrificio que representa organizar esta clase de shows en una sociedad como la nuestra devastada por el reggaetón y por supuesto por el alto nivel en la organización y tratamiento a las bandas. También a Ricardo Choy Kifox, fotógrafo y amigo que me apoyó en la realización de esta nota con sus excelentes tomas. Y también a mi hermano Mario Osambela, por el apoyo con el contacto con las bandas del show y por ser el fan más grande de Graveland en el Perú.
Nos vemos en futuros conciertos.
Galeria de fotos
Alastor Sanguinary Embryo (Costa Rica)
Graveland