Gunter Silva: “Donde vaya siempre me presento como peruano”
Vive en Londres pero se mantiene ligado al Perú de distintas formas. Una de ellas es la escritura. Gunter Silva Passuni (La Merced, 1977) acaba de publicar “Pasos pesados” (Fondo Editorial Universidad César Vallejo), su primera novela.
Si en “Crónicas de Londres” –el primer libro de cuentos publicado por Silva en 2012– los personajes se desenvuelven en la capital inglesa, esta vez el autor decide retornar a sus orígenes con la historia de Tiago, un joven que debe aprender a sobrevivir en el Perú de finales de los ochenta y principios de los noventa.
Violencia, inseguridad, pero también, amor y rock and roll son algunos de los temas de una novela corta que mantiene pendiente al lector de principio a fin. Conversé con Gunter Silva, quien presentará “Pasos pesados” este martes 29 de noviembre a las 5 p.m. en la Feria Internacional del Libro de Trujillo. Lo acompañará el también escritor Pedro Novoa.
Para quienes no pudieron aún leer tus relatos, ¿existe algún nexo entre “Crónicas de Londres” y “Pasos pesados”?
Para mí, los cuentos son un gran ejercicio para luego pasar a una novela. En este caso, son libros completamente distintos. El primero es un conjunto de cuentos sobre personajes latinoamericanos viviendo en Londres. Mientras que con “Pasos pesados” he regresado a mi país. Es una novela que transcurre entre fines de los ochenta y principios de los noventa. En plena violencia política, inflación y corrupción.
¿Qué fue lo más complicado al trabajar esta novela de iniciación?
La estructura ha sido bastante difícil. En la época de los romanos la gente se entretenía con gladiadores y leones. En la época isabelina, el teatro de William Shakespere, Christopher Marlowe y Johson, cautivaba a multitudes. Ya en el siglo XIX la novela de Dickens, Dumas y Balzac se vendían como pan caliente. Pero el siglo XX fue primordialmente un siglo del cine. Entonces, si queremos competir con esta industria, hay que presentar una novela veloz y moderna. Por eso mi novela tiene una estructura en pequeños montajes.
No hay una línea de tiempo nítida, hay muchos saltos de tiempo…
Eso ya lo hizo Vargas Llosa con “Conversación en la Catedral”. Él es un maestro en eso. Y yo soy un fanático de la generación del 50 donde están él, Ribeyro, y más. Me gusta mucho todo lo relacionado al realismo urbano.
Si Tiago está presente a lo largo de toda la novela, ¿por qué no la llamó ‘La vida dura de Tiago’ o algo parecido?
Es verdad lo que dices. Pero le puse “Pasos pesados” porque sentí que en esa época en Lima caminar se hacía difícil. La ciudad era una olla a presión. Había colas para comprar leche ENCI, atentados terroristas, bombas. Sentías temor de hablar con desconocidos. Era un andar pesado, difícil, y de ahí el nombre del libro.
¿Tiago tiene algún tipo de inspiración en la realidad o es completamente ficción?
Es completamente ficticio, pero como bien sabes, lo escritores nos agarramos de las cuatro esquinas de la realidad para transformarla en obras literarias. Escribir esta novela ha sido un ejercicio de memoria, no histórica sino más bien creativa. Lo que sí es verdad y es punto de inicio de esta novela: la desaparición de este profesor apodado El Gato. Tuve un amigo cuyo profesor fue desaparecido. Eso me quedó grabado en la memoria. Sentí que algún día debía contar esta historia, y la de un chico que vive en una situación tan difícil del Perú de entonces.
La novela tiene un ritmo que parece llevar al lector en un viaje interminable. ¿Por qué unir Lima, Londres, Piura, Cusco en una novela corta?
Uno viaja para aprender. Creo que las buenas novelas de iniciación tienen ese viaje iniciático. Tiago se va a Cusco a experimentar. El viaje enseña. Quise comparar realidades también. Lima, los Andes, Londres. Quise que mi novela esté llena de bohemia, viajes, rock and roll y de literatura.
Hay también un crisol de personajes muy diversos. Desde alienados que buscan acercarse a turistas gringos hasta otros muy peruanos, que incluso tienen nombres autóctonos…
Quizás me quedó eso de la ‘novela total’ que habla Vargas Llosa, esta intención por reflejar toda la realidad de un país. Londres es una ciudad súper cosmopolita. Creo que imaginé quizás que todas nuestras razas en algún momento quizás puedan convivir, tal como pasa en la novela.
¿Londres termina siendo el lugar ideal o el destino final para vivir?
No necesariamente. Hubo una crítica de la novela decía que esta no tenía escapatoria porque finalmente la globalización y la esclavitud ocurre en todos lados.
¿Qué niveles de violencia están presentes en su novela?
Política, en el caso del padre de Ana (juzgado por corrupción), hay otra policial, cuando el servicio de inteligencia desaparece al profesor (El Gato), y otra de Sendero, cuando interceptan el bus en el que viajaba Tiago y lo bajan para quitarle su billetera. Se respiraba mucha violencia entonces.
Uno podría decir que sobre la época de la violencia se han escrito cientos de novelas y cuentos. ¿Por qué insistir en ello?
Esto es básicamente una historia de amor entre Ana del Valle y Tiago de Molina. Mucho antes de “Romeo y Julieta” ya se escribían historias de amor. Y probablemente seguirá haciéndose. No hay temas manoseados. La idea es cómo plasmas la temática desde tu punto de vista.
En su novela destaca la sencillez y el cuidado de las escenas sexuales. ¿Tuvo algún tipo de previsión especial para lograr esto?
Una de las cosas más difíciles fue la relacionada a las partes sexuales. (Al escribirlas) puedes quedar como un viejo verde o como un niño cursi. Espero me hayan salido bien.
¿Cuál es la idea del amor que tiene Tiago a lo largo de la novela?
Él es un romántico, idealista, podría ser un personaje de caballería que sale a defender a su damisela con una espada…
Las 40 páginas finales del relato son, en mi opinión, lo mejor. ¿Tiene algún tipo de predilección por los relatos de detectives o thrillers?
Lo que más se consume en Latinoamérica son libros de autoficción y de autoayuda. En Estados Unidos lee mucho romance, al igual que en partes de Europa. Pero en Inglaterra se consume mucho más la novela negra, policial, de detectives. Hay una tradición marcada por Agatha Christie, Sherlock Holmes. Mi libro es como un ‘cebiche mixto’: tiene romance, cosas de novela negra, y más.
¿Cuándo y por qué decidió ser escritor?
Nací en La Merced y luego pasé por Arequipa y Lima. Tiempo después viví en Estados Unidos, Suiza y hace 15 años radico en Londres. Me inicié en la escritura desde los doce años. Recuerdo que mi papá tenía una biblioteca inmensa y me decía “toca cualquier libro menos los que están arriba entre llaves”. Una vez llegó a casa, se tomó un whisky y se quedó dormido. Le saqué las llaves y cogí “El sexto”, la novela de José María Arguedas. Es un libro muy cruel, difícil, violento y no recomiendo leerlo a los 12 años. Esa vez me quedé temblando y pensé que algún día debía escribir algo tan poderoso como esa novela. Allí se inició esta inquietud, aunque me considero más un buen lector que un escritor.
¿Viviendo en Londres se siente más un personaje ‘del mundo’ o sigue muy conectado al Perú?
Tengo pasaporte italiano e inglés, pero cada vez que me invitan a una charla en ferias o universidades, siempre me presento como peruano, porque eso es lo que soy. Incluso siento que escribo para mi tribu, el Perú.
¿Si tuviera que elegir dos libros que lo marcaron como lector?
“El guardián en el Centeno” de J. D. Salinger. También hay un libro que se llama “Diez negritos” de Agatha Christie. Ahí se narra la historia de un millonario, el Sr. Owen, que invita a ocho personas a una isla y cuando estos llegan, no lo encuentran ahí, sino solo a su mayordomo y a una empleada. Mientras esperan a Owen, cada día va muriendo uno de los invitados. Ese libro me pareció genial y marcó mi juventud.
¿Novelas o cuentos?
Me lo pones difícil. Es como correr cien metros planos y maratón. Empecé escribiendo cuentos pero la novela me ha parecido mucho más difícil. Es complejo seguir la ilación, las voces narrativas, los personajes y mantener una trama acorde en tiempo y espacio.
Leí que esta novela la recortó mucho. ¿Por qué?
Sí. Me salieron más de 300 páginas pero la fui recortando porque creo que en la literatura es mejor que falte a que sobre.
¿Cree que su novela tiene un mensaje?
Eso lo dejo al lector.
Finalmente, ¿cuál es el escritor peruano vivo que considera el mejor?
Me gusta mucho Cromwell Jara. También disfruto los cuentos de Fernando Ampuero.