Investigan sobre uso de energías limpias en la agricultura local
Uno de los principales fines de toda universidad es la investigación y así lo entienden en la Universidad Nacional Agraria La Molina (Unalm), donde jóvenes investigadores –bajo la supervisión y coordinación de sus profesores– desarrollan estudios sobre cómo la tecnología podría favorecer la generación de energía limpia y renovable y el cuidado del medio ambiente. Si te interesa saber más sobre este tema, sigue leyendo esta nota de Sandro Medina.
“Próximamente se culminarán dos investigaciones relacionadas con la producción del biogás (combustible renovable). Uno trata acerca de la calidad del estiércol de la codorniz y la gallinaza para producir este tipo de combustible, mientras que en el otro se está haciendo un estudio de cómo los residuos orgánicos de un comedor también favorecerían la producción de este tipo de combustible”, informó a El Comercio el profesor Lawrence Quipuzco Ushñahua, de la Unalm.
Se espera que estos y otros estudios que están en proyecto favorezcan el uso masivo de los equipos conocidos como biodigestores. ¿Y qué son los biodigestores? Son una especie de contenedores herméticos, de diferentes tamaños, en cuyo interior se depositan excrementos de diferentes animales que después de un proceso de mezcla con el agua se obtiene gas y fertilizantes orgánicos.
Tal como lo informamos en mayo, en esta sección, el biogás producido por un biodigestor además de generar energía limpia se convierte en protector de la salud.
“Las personas, principalmente del campo, tendrían una alternativa para dejar de usar las cocinas a leña, que es sumamente nocivo, y reutilizar el excremento de sus animales como fertilizante”, refirió el ingeniero Quipuzco.
VISIÓN EMPRESARIAL
Todos estos trabajos son desarrollados en el laboratorio de Ingeniería Ambiental de la Facultad de Ciencias de la mencionada universidad. Además, desde hace un mes tienen un nuevo impulso: la empresa Cidelsa, la cual fabrica estos equipos, se ha sumado al fomento de estas investigaciones.
“Mediante un convenio marco, que tiene una duración de dos años, se ha llegado al acuerdo de realizar de manera conjunta y coordinada estos tipos de proyectos de estudios de residuos orgánicos, habida cuenta que ellos tienen amplia experiencia en este asunto. Será un intercambio interesante de tecnología y conocimiento entre ambas instituciones”, añadió el ingeniero Quipuzco.
SEPA MÁS
- Un biodigestor de 10 metros cúbicos cuesta en promedio US$500. Incluye gastos de instalación y otros implementos.
- Este equipo serviría para las necesidades de una familia de seis miembros.