Ingenieros logran desarrollar una piel artificial de alta sensibilidad
Un equipo combinado de científicos de la Universidad de Seúl, y el Grupo Rogers de los Estados Unidos acaba de publicar las bondades de un nuevo tejido electrónico en la revista “Nature Materials”. Se trata de una red de fibras de polímeros del tamaño de 1 micrómetro –la millonésima parte de un metro– de largo y 100 nanómetros en la base. Este diminuto conglomerado se asemeja a una cama de clavos. Después, adicionaron otro grupo de polímeros ensartándolos con los del primer segmento, como pelillos capaces de entrelazarse unos con otros. Si quieres saber más sobre esta interesante investigación, sigue leyendo este informe de Pamela Montes Iturrizaga.
El arduo trabajo de los científicos, de trabajar con fibras tan delgadas, incluyó el revestimiento de cada uno de esos pelillos con una delgada fibra de metal, para que este electro conductor mida las corrientes enviadas en cadena. Entonces, a cada impulso eléctrico a un solo pelillo, de inmediato el resto iría a captar la señal. El grado de recepción de la corriente dependió de la cercanía y contacto de cada cabello entre sí.
Con el conocimiento de que los impulsos eran transmitidos de un polímero a otro, los científicos hicieron pruebas para medir distintas formas estímulo para probar la sensibilidad del tejido, como presión o caricias.
El equipo se mostró satisfecho al comprobar que la piel electrónica podía captar más de lo imaginado. Trazó la trayectoria del insecto correctamente, también detectó la suave caída de una gota de agua y al ser colocado sobre la piel del pecho de una persona, hizo lo mismo con el latido del corazón.
Otros intentos de utilizar los principios de captación de estímulos han sido empleados en robots, pero con circuitos electrónicos, que a diferencia, de la nanotecnología no llegan a ser finamente sensibles.
La recepción de estímulos a través de la piel es tan importante que hasta podría salvar la vida a una persona. De hecho, los sensores naturales de la piel tienen una función de conservación. A través del órgano más grande del ser humano se abriga al sentir amenas como una fría temperatura o cuando se acerca a una fuente de calor, se aleja para no quemarse.
Los miembros del equipo que desarrolló esta piel artificial confían en que el desarrollo de estos tejidos sumamente flexibles y de alta capacidad de captación de impulsos pueda servir en un futuro para ayudar a personas que han perdido la sensibilidad en alguna parte de su cuerpo como consecuencia de alguna patología o accidente. Y aunque aún faltaría realizar más ensayos, no estaría lejos la aplicación de esta tecnología en la restauración de la sensibilidad de individuos que utilizan extremidades artificiales.
Cuando no se puede sentir dolor
“La agonía de no sentir dolor” es un reciente artículo de la BBC en el que se relatan las desventuras de Steven Pete, un hombre que sufre una rara enfermedad llamada analgesia congénita. La característica principal de este desorden genético –que afecta a una persona en un millón– es la incapacidad de sentir dolor, a pesar que de que sí es posible experimentar otras sensaciones.
Sentir dolor es una de las formas que tiene el cuerpo para indicar que algo le está causando daño, por lo cual esta condición, lejos de garantizar una vida libre de penurias asociadas al malestar físico, coloca a la persona que padece analgesia congénita en una situación de alto riesgo.
“Tenía unos cuatro o cinco meses cuando me diagnosticaron”, le dijo Pete a BBC Mundo. “Me habían empezado a salir los primeros dientes y ya me había comido casi un cuarto de la lengua”, recordó. A pesar de no ser una patología mortal, en el caso del estadounidense de 31 años, las heridas acumuladas a lo largo de su vida le han dejado secuelas inevitables. Su rodilla izquierda sufrió tanto a lo largo de los años, que los médicos le han comunicado que en algún momento tendrán que amputarle la pierna.
Actualmente Steven casi no se lastima y la única complicación que enfrenta es la falta del sentido del olfato, otra de las características asociadas a la analgesia congénita. Ha creado el sitio web “The facts of painless people”, a través del cual se vincula con otras personas que padecen el mismo trastorno.
Más datos
Monitor del corazón. Otra aplicación posible de este tejido artificial es su amplia posibilidad de comportarse como sensor para monitorear señales del corazón y ayudar a personas con cariopatías que necesitan asistencia y vigilancia permanente.
Principio y consecuencia. El tejido funciona en la captación de estímulos porque utiliza la comunicación de las fuerzas intermoleculares de los “nanopelos”, bajo el principio de la tensión mecánica aplicada. Logra distinguir el esfuerzo constante y las fuerzas de tensión.