La NASA sigue de cerca al cometa que puede ser el más espectacular en 50 años
Su nombre oficial es C/2012 S1, pero se lo conoce como ISON, que son las siglas en inglés de la Red Óptica Científica Internacional, entidad que lo descubrió. Fue el 21 de setiembre del 2012 cuando los astrónomos rusos Vitali Nevski y Artyom Novichonol lo hallaron. Recientemente, el telescopio Hubble lo fotografió y, de acuerdo con la información de los especialistas de la Administración Nacional de Aeronáutica y del Espacio de EE.UU. (NASA), hay muchas posibilidades de que se convierta en el cometa más vistoso en el último medio siglo… siempre y cuando no se desintegre cuando pase cerca del Sol.
Según los cálculos de los astrónomos de la NASA, a partir de la información obtenida por el Hubble, el ISON se encuentra a unos 630 millones de kilómetros de la Tierra y a 620 millones de kilómetros del Sol.
El diario español “El País” informa que este cometa viene desde la nube de Oort, ubicada en una zona muy remota del sistema solar donde abundan los cometas y asteroides. El núcleo del ISON debe medir entre 4 y 6 kilómetros de diámetro. “Es considerablemente pequeño, considerando el alto nivel de actividad que se ha observado en el cometa hasta ahora”, señalan los especialistas del Hubble en la página web de la NASA.
La coma o cabellera del cometa (compuesta por la atmósfera de gas y polvo que envuelve al núcleo) mide casi 5.000 kilómetros de diámetro, lo que equivale a 1,2 veces el ancho del continente australiano. La cola se extiende más de 90.000 kilómetros.
Tanto la cola como la coma se forman mientras más cerca están del Sol, pero sus dimensiones son superiores a las esperadas.
Según todas las previsiones hechas por astrónomos de todo el mundo, hay muchas posibilidades de que el ISON sea visible desde la Tierra. “Se espera que este cometa sea más brillante que el Hale-Bopp de mediados de los años noventa. Tiene el potencial para ser el más brillante que se haya observado en los últimos 50 años, si sobrevive a su paso alrededor del Sol”, indicó Carey M. Lisse, científico de la Universidad Johns Hopkins en la NASA.
La razón es que los cometas son básicamente bloques de gases helados mezclados con polvo. Y mientras más se acerca al Sol, el material sólido se convierte en gas por la sublimación.
Gracias a los cálculos realizados con la información obtenida por los telescopios Hubble y Swift, así como con la sonda Deep Impact, se espera que el ISON pase a 1,2 millones kilómetros del Sol el 28 de noviembre de este año. Si el cometa no se desintegra, hay muchas posibilidades de que un mes después pueda ser detectado, a simple vista, desde la Tierra.