A pesar de formar parte de un condominio donde una casa es muy similar a la otra, este hogar destacada por la remodelación realizada por el arquitecto Jaime Ortiz de Zevallos. Un trabajo creativo que combinó elementos nuevos, antiguos y heredados.
La reforma de este refugio de 200 metros cuadrados (dos pisos y un sótano) trajo consigo la eliminación de las paredes que separaban la cocina del área social, lo que permite tener una vista privilegiada al horizonte marino.
La sala y el comedor, ubicados en el primer nivel, tienen piso de bambú y una decoración que reúne un poco de todo: piezas nuevas como las metálicas sillas YU.YU que rodean la rústica mesa de pino oregón; clásicas, como el gran espejo dorado; y recuerdos familiares, como el sillón principal y la mesa de centro de la sala.
En el sótano, se encuentra una sala de estar compuesta de cojines, y los dormitorios secundarios. El cuarto principal se ubica en el segundo nivel, se diseñó como una suite.