“No está acabado, lucharemos hasta el final”. La reflexión es de Arsene Wenger, técnico del Arsenal, que hoy perdió 2-0 de local frente a Bayern Múnich por la ida de los octavos de final de la Champions League en el Emirates Stadium.
Wenger considera que la roja a su arquero Szczsny “mató el partido”. “Nuestro portero fue por la pelota. Mató el partido, había sido de máxima calidad hasta entonces”, dijo el entrenador francés de 64 años., que dirige al equipo ‘gunner’ desde 1996.
Además, lamentó el penal errado por el alemán Mesut Özil. “Necesitábamos marcarlo porque podías ver que el Bayern estaba contra las cuerdas al principio del partido. Creo que (fallarlo) afectó a Mesut, renegaba con la cabeza cinco o diez minutos después de fallar”, comentó.
Sobre el arbitraje dijo que "hay faltas que se han concedido hoy que normalmente no son concedidas en la Premier League. Tenemos que aceptarlo". "Solo me siento frustrado porque fue un gran partido de fútbol hasta la media parte y no hubo partido después del descanso".