Kenyi Peña Andrade

El gancho derecho que le propinó en 1994 Jorge Amado Nunes a Juan Carlos Kopriva o el choque de dos trenes expresos como Carlos Galván y Leandro Fleitas, en diciembre del 2009 -el ‘Negro’ acabó con el tabique desviado, mientras que la ‘Maquina’ fue a parar directamente a la clínica por un severo golpe en el cráneo- son solo dos escenas que simbolizan cómo se juega un duelo entre Universitario y Alianza Lima, porque los clásicos son eso y mucho más. Es dejar el alma en la cancha y una lucha interna que se produce dentro de cada jugador: la cabeza vs. la pasión que se desborda, y veces malentendida y traducida en violencia incluso por mismos futbolistas, como sucedió con el paraguayo aquella vez en Matute.

Aunque los duelos entre los compadres siempre se juegan como una final, el duelo de este domingo en el estadio Monumental recupera algo de la emoción perdida en los últimos años. Tiene una importancia especial por cómo llegan ambos cuadros. Esta versión del partido más tradicional del fútbol peruano tiene aroma a encuentro definitorio o, en todo caso, a partido bisagra. "¿Hace cuánto no se produce un clásico así?”. Los hinchas se preguntan entre sí , recurren a las estadísticas y tienen que retroceder hasta las finales que se jugaron hace una década para encontrar respuestas. Por ello es comprensible que se emocionen con lo que pueda pasar en el césped del Monumental.

¿Cómo llegan?

Infografía sobre Universitario vs. Alianza Lima
Infografía sobre Universitario vs. Alianza Lima

Los merengues, líderes del Torneo Clausura, y con dos unidades más que el compadre (19 contra 17), llegan con un triunfo en Huancayo que les he elevado el autoestima por los cielos. No es para menos, le ganaron a un rival que no perdía desde hace ocho fechas, cuando en casa caía el 31 de mayo curiosamente ante Alianza por 3-0. En la ‘Incontrastable’, el técnico crema Ángel Comizzo demostró que no le teme a variar el sistema o los intérpretes. Por ejemplo, dejó su clásico 4-2-3-1 para iniciar con un 4-2-2-2. Y luego, en el replanteo, dibujó un 4-3-2-1.

Además, les ha dado nuevos aires a jugadores que hasta su llegada habían quedado de lado. Hoy estos responden en la cancha. Hablamos de Paulo de La Cruz, Nelson Cabanillas, Gerson Barreto, Anthony Osorio y hasta el mismo Jesús Barco. La crema no tiene el plantel caro de Alianza (hay casi cuatro millones de dólares de diferencia), pero en teoría tiene más variantes para sorprender y no aferrarse solo al plan inicial.

El plan de Alianza es mucho más previsible, es fácil de predecir lo que ofrecerá en los 90 minutos. El uruguayo Pablo Bengoechea apuesta por un férreo 4-2-2-2 desde hace varias fechas. Los charrúas Adrián Balboa y Federico Rodríguez son fijos en su ataque y es raro que los saque, incluso cuando las cosas no van bien. La apuesta por el doble ‘9’ ya es una marca registrada de los íntimos en este Clausura.

Del medio hacia adelante, en la banca tienen a José Manzaneda que todavía está a años luz de su mejor versión en Cantolao y Municipal, mientras que Adrián Ugarriza todavía no tuvo un partido de 7 puntos con los blanquiazules. Si Joazinho Arroé o Kevin Quevedo se levantan con el pie izquierdo, sufren una barbaridad para ofrecer algo de inventiva.

Planes distintos

En la propuesta, aunque son distintas, las dos la tienen clarísima. En Ate priorizan la posesión del balón, la tranquilidad para construir desde el fondo y la paciencia para vulnerar a rivales que aglomeran muchos hombres atrás. A Comizzo lo dirigió Mentotti y es entendible que sea un romántico de la tenencia del balón.

Enfrente está un Alianza que juega todas sus cartas a los centros, pelotazos largos para que se la rebusquen los charrúas y le sacan jugo a la pelota parada. Mucha atención con este último punto. Desde que regresó el ‘Profesor’, los íntimos han disputado 12 partidos entre el torneo local y la Copa Bicentenario. Anotaron 17 goles y nueve de ellos fueron de balón detenido. Es decir, el 53%. En esto ayuda también el promedio de talla de los íntimos, ya que su media es de 1,81 m. que no es nada despreciable en un fútbol peruano que no se distingue precisamente por el gran biotipo de sus jugadores.

Los de Odriozola llegan al 1,76 m. y van en desventaja en este rubro aunque, claro, todos sabemos que la hora de defender por arriba pesa más la maña, la experiencia y la capacidad de salto que los centímetros adicionales. Será una buena oportunidad para volver a comprobar esta teoría.

El segundo más goleador vs. el menos vencido

Una contradicción interesante es que, al menos en los números, Alianza no es tan uruguayo como lo quieren pintar. En lo que va del Clausura ha recibido diez goles y marcó 14. Es el segundo conjunto más goleador pero uno de los más vencidos. Se muestra desequilibrado el cuadro de La Victoria, aunque estas falencias defensivas las viene arrastrando del primer proceso de Bengoechea, solo basta recordar cómo Leao Butrón era figura en casi todos los partidos del título nacional del 2017.

Los merengues son la otra cara de esta historia. Tienen solo 9 tantos a favor, y esto es una muestra del principal défcit que tienen: la falta de gol. Germán Denis dejó un vacío del tamaño de Campo Mar en el equipo, y Quintero con Hohberg ahora tienen una obligación con las redes. Aunque a este último no le pesa dicha responsabilidad, ya sabe lo que es jugar de centrodelantero –lo hizo también en su paso por Alianza- y tiene oficio para jugar de espaldas al arco. Así lo demuestra, viene derechito de cara al gol (es el goleador de los cremas en el Clausura con tres tantos). Osorio, por ahora, está más hecho para el trabajo táctico presionando a los centrales que para que el hincha le ponga el cartel de futuro ‘9’ crema

El clásico se presenta atractivo en todos los aspectos. Casi todas las entradas ya están vendidas y se espera que el Monumental sea una olla a presión. En el gramado también hay motivos para esperar algo más que temperamento, pierna fuerte y camisetas empapadas de sudor. Es verdad que a la hora que empieza a rodar el balón, este se burla de los análisis previos y de quien iba favorito en las apuestas, pero hay razones para creer en un clásico bien jugado. No todos los días los compadres se enfrentan para decidir su suerte de cara al título nacional.

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