Desde hace unos años el fútbol alemán cambió de rumbo. De la mano de Jürgen Klinsmann, decidió abandonar el pelotazo por el buen juego, en corto, al toque, si se quiere sintetizar. El ex delantero, desde la dirección técnica de la selección absoluta, intentó convencer a todos de que se trataba de un estilo que traería más triunfos que derrotas al fútbol teutón. Eran los volantes de buena técnica, los delanteros rápidos y laterales que se suman al ataque quienes devolverían a los alemanes algo que les es esquivo desde hace 23 años: el título de la Copa del Mundo.

El estilo que propuso Klinsmann no se acabó luego de su partida de la selección. Tras quedar eliminado en semifinales de su propio Mundial (2006), Joachim Löw, su asistente, tomó la posta y anunció que continuaría con la filosofía de su antecesor. Bajo ese estilo, Löw dirigió a la selección en la Eurocopa 2008 y Sudáfrica 2010. En ninguno de ellos ganó títulos. Y por coincidencia, en ambos fue eliminado por España. Primero en la final de la Euro y luego en semifinales del Mundial.

El fracaso deportivo en ambos torneos hubiera supuesto, en cualquier país, la destitución del técnico de turno para colocar al entrenador de moda. No obstante, la federación alemana optó por continuar con Löw. Alemania cree en la hondura de su proyecto. En la gran revolución del fútbol alemán. Y para esto es necesario la apuesta por un estilo de juego que si bien no logró títulos a nivel mayor, obtuvo dos a nivel de menores: la Eurocopa Sub 17 y Sub 21 en el 2009. Para esto, además, entendió que debía abrirse camino en el tema cultural. La antigua Alemania era incapaz de tener jugadores con ascendencia extranjera. Hoy tiene a Özil (de origen turco), Podolski (polaco) y Klose (polaco), por citar algunos ejemplos.

Alemania asumió riesgos cuando decidió cambiar su estilo. El pelotazo y juego sin talento lo cambió por el de buen toque, buena técnica, y científico. Fue un riesgo porque la antigua propuesta le había dado tres títulos mundiales. Pero los campeonatos logrados en los torneos de menores convencieron de que la gran transformación tenía sentido. La Sub 21, de hecho, es la base de lo que será, seguramente, el equipo de Brasil 2014 con Neuer, Boateng, Hummels, Özil y Khedira. A ellos se sumarán Lahm, Schweinsteiger, Müller, Kross, Reus, Götze, Gomez, entre otros.

Los años pasaron y le dieron la razón a Klinsmann. Sí se puede apostar por una idea de juego diferente y gustosa. Sí se puede revolucionar el fútbol. Le sirvió a España y fue campeón de la Euro 2008, del Mundial 2010 y de la Euro 2012. La consolidación de este estilo tiene que ver no solo a nivel de selección, sino de clubes. Prueba de ellos es que este año se juegue por primera vez en la historia una final de la Champions entre equipos alemanes: Bayern Múnich y Borussia Dortmund. Ambos con una propuesta que tiene como eje el juego asociado de buen toque. No es raro que el equipo bávaro sea finalista. De hecho, esta es su segunda final consecutiva. Lo destacado y meritorio es que para llegar hasta este punto, derrotaron a dos de los equipos más poderosos del mundo como Barcelona y Real Madrid, que juntos dan la base de la supercampeona España.

Este año habrá campeón alemán en Europa. El reinado del fútbol alemán empieza a sumar seguidores. Ahora la Bundesliga gana publicidad. Ya nadie la ningunea, como hace semanas. Antes el fútbol era Barcelona y unos más. Hoy es Bayern y Borussia. “Bienvenidos al fútbol de buen toque”, dijo César Luis Menotti sobre estos dos extraordinarios equipos. El técnico argentino habla con propiedad. Conoce muy bien a Klinsmann porque lo dirigió en la Sampdoria en el 90. Incluso llegó a decir que este no parecía alemán, sino brasileño. El mundo espera ver ahora la consolidación de un proyecto de estilo de juego bonito también a nivel de selección mayor. Y no cabe duda de que Alemania será animador de Brasil 2014.