Un día, Dios creó al hombre después del nacimiento de la bestia; y un día enfrentó a ambas creaciones. La pelea entre Brock Lesnar y Dean Ambrose tiene todos los atributos para gestar una extraordinaria gesta épica. Es el eterno enfrentamiento del humano contra las adversidades encarnadas en un 'lunático' que quiere someter a un 'monstruo' imparable. Es por eso, tal vez, que esta lucha se presenta como la más sólida para 32. 

El trabajo creativo está siendo casi impecable, pero no por las situaciones, sino por los ingredientes. Ambrose está conectado muy bien con la audiencia. Su desempeño es cada vez más aplaudido. Lesnar es, como el mismo Paul Heyman anuncia, un main event en cualquier momento que esté presente. Y el No Holds Barred Street Fight pactado para WrestleMania 32 abrió un abanico de casi mágicas situaciones. 

WWE presentó en la rivalidad de Fastlane -donde Ambrose, Lesnar y Reigns disputaron por ser el retador al campeonato de WWE- una más que agradable química entre el 'medio lunático' y la 'bestia encarnada'. La dinámica de un valeroso sujeto bocón que expone hasta el último instante su integridad contra una montaña de músculo que disfruta de hacer tours de tortura por Suplex City encajó como engranajes de reloj de péndulo. 

Las posibilidades de victoria para Ambrose fue también un tema para rescatar. Es notable la ventaja de Lesnar. Pero para enfrentar a su enemigo más poderoso, el de Cincinnati no dudo en hacer ver su educación en las calles. "La ciudad me enseñó a pelear" dijo en Raw. Una semana más tarde, WWE publicó un video de él entrenando en el desierto de Los Ángeles -cómo lo hizo para WrestleMania 31 cuando intentó ganar el campeonato Intercontinental. "Estoy cien por ciento en paz y listo para ir a la guerra en WrestleMania". 

 

The streets leave NO ROOM for FEAR.

Posted by on jueves, 17 de marzo de 2016

Recibió espaldarazos de gente importante en el rubro hardcore. En el pasado, Ambrose fue conocido como Jon Moxley en la empresa CZW, especializada en luchas súper extremas. Parte de eso llevó a WWE, pero a niveles muy mesurados. Es por eso que figuras como Mick Foley manifestaron su respeto al trabajo de Dean en diversas oportunidades en redes sociales. Y es así como WWE planea dos gestos más que simbólicos: Foley regalando a Barbie (su bate adornado con alambre de púas), y Terry Funk ofreciendo a su 'hija' (una sierra eléctrica) para que venza a Lesnar.

WWE supo imponer en la rivalidad una mezcla de comicidad, heroísmo, caos, violencia y verborrea bien aplicada. Esto hace que la lucha sea digna de verse más interesante que el verdadero main event de WrestleMania 32. De hecho, cómo explica el editor jefe de la sección de WWE de "Bleachar Report", Ryan Dilbert, la exhibición de esta contienda no hace más que exponer en claro las deficiencias de Roman Reigns como futura 'cara' de la empresa.

Brandon Stroud de "UPROXX" dijo en Twitter una verdad que WWE se niega a reconocer: Dean Ambrose es todo lo que la empresa desea que sea Roman Reigns. Y esto es lo desagradable: mientras que el de ascendencia samoana será parte de la lucha estelar de WrestleMania 32 por segundo año consecutivo, Ambrose se está quedando como el luchador de las 'casi victorias' importantes. Pero el verdadero 'perro de presa' es quien sigue ganando reconocimientos.

La lucha entre Triple H y Reigns tiene diversas falencias: desde la narrativa que fue mejorando por la dosis de violencia agregada hasta el respeto hacia los luchadores. Triple H es un innegable gran exponente, estudioso y técnico que fue mejorando cada año -en su lucha contra Daniel Bryan en WrestleMania 30 lució todos estos atributos- pero eso no niega que la Wrestling Observer Newsletter lo reconociera en 2002, 2003, 2004 y 2009 el "Luchador más sobrevalorado". Reigns parece ir por ese mismo camino sino cambia 'algo'.

Ambrose por su parte fue honrado por la Pro Wrestling Illustrated como el "Luchador más popular" en 2014 y 2015. Parece trabajar en silencio, esperando desde el banquillo ser llamado para ingresar a la cancha. Y será así mientras que Reigns se convierta en el próximo campeón de WWE -siguiendo la secuencia 'lógica' del argumento de WWE

Quizás solo existe una 'puya' en la rivalidad para WrestleMania: el escaso enfrentamiento verbal entre Ambrose y Heyman. Los dos son los mejores oradores de la WWE, de gran ingenio y rápida respuesta, pero su encuentro solo se remitió a un episodio de Raw donde Paul suplicó al 'medio lunático' a no provocar a su cliente. Claro, esto se vio frustrado con el casi enfrentamiento físico que se dio a los segundos siguientes.

Pero sea como sea, la pelea ya está vendida, como argumenta Ryan Dilbert. Sobre Lesnar solo queda decir que sabe cuál es su negocio y es muy bueno haciendo su trabajo. 

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