Luchador sobrevivió a disparos y ahora entrena para regresar
Luchador sobrevivió a disparos y ahora entrena para regresar

Dos desadaptados casi le quitan la vida a Adrián Ayaucán, pero al final le entregaron la oportunidad de demostrar toda su fortaleza, esa que aprendió en los terrenos del siempre luchador distrito de Villa El Salvador. Ahí, en el estadio Iván Elías Moreno, y en la Videna, ha empezado su rehabilitación tras cinco meses de aquella tarde en la que dos delincuentes lo balearon y lo dejaron al borde de la muerte. “Sé que en algún momento pensó que mejor era no vivir, pero siempre tuvo el apoyo de todos”, me dice su entrenador Óscar Vásquez. Adrián vive. Aprende y quiere enseñar.

¿Qué sentimientos tienes al volver a entrenar?
Me siento emocionado de volver a pisar el colchón. Alegre de retomar mi vida deportiva. Fueron cinco meses alejado del deporte, con esa impotencia de sentirte inútil en el sentido deportivo, pero venía a ver a mis compañeros, a mis entrenadores.

¿Qué sentiste todo este tiempo?
Tuve cinco operaciones. Fue difícil. Estar internado, los medicamentos. Me operaron dos veces de emergencia. Las otras tres fueron progresivas. La última fue en enero, una colostomía. Ahora tengo la misma emoción de cuando empecé en la lucha hace cuatro años.

Ahora ya estás en rehabilitación.
Me tuvieron que reconstruir el fémur –que se rompió en siete partes– con una prótesis. Mi terapia consiste en que los músculos se fortalezcan para recuperar la fuerza en la pierna.

¿Qué te han dicho los médicos? ¿Vas a volver sin complicaciones?
Los doctores me han dicho que puedo retomar mi carrera deportiva normal. Si no era la prótesis, eran clavos; pero con eso, si recibía un impacto fuerte, se podría quebrar. La prótesis es una vara que va dentro del hueso desde mi cadera hasta el final del fémur. Tuve una operación de nueve horas para que me la pusieran.

¿Te quedará alguna secuela?
Lo que tengo es una bala en la pierna. Está pegada a una arteria, por eso no pueden sacarla porque me puedo desangrar. Están esperando a que se mueva o quizá se quede ahí, si el cuerpo lo asimila.

¿La prótesis no te generará problemas reglamentarios?
No, porque es algo que está dentro del hueso. No va a haber complicaciones con eso.

Más allá de lo médico, ¿cómo te sientes tú?
Sinceramente, me siento bien. Con ánimos enormes de volver a entrenar. Me dijeron que iba a descansar un año, pero han pasado cinco meses y me siento bien. Pero no voy a abusar de eso, porque los descuidos son peores.

¿En qué consiste tu rehabilitación?
Llevo un entrenamiento progresivo, ejercicios para la pierna, rehabilitación en la piscina. En las noches hago un poco de llaves, alguna lucha, siempre cuidándome porque no tengo la pierna fuerte.

¿Cuándo estarás entrenando ya a nivel competitivo?
Para entrenar a un nivel competitivo, me pongo cinco meses más. Siguiendo al pie de la letra lo que me indiquen. Pero este tiempo lo tomo como un reposo.

¿Cuánto cuesta volver a retomar el ritmo?

Sí cuesta. Algunas técnicas no te salen, pero poco a poco. Con mi terapia va a ser más fácil. Tengo apoyo psicológico gracias a la federación y tengo apoyo de mis entrenadores, que me hablan, y de mi familia.

¿Y a qué más te dedicas?
Antes del accidente, también me dediqué a los estudios. Quería postular a psicología deportiva. El accidente me ayuda para explicar y dar motivación al deportista que ve su carrera frustrada por alguna lesión. Quiero ingresar y ejercer mi carrera.

¿Qué puedes decir de lo que te tocó vivir?
Si no era él, era yo. Y fui yo. Estaba en la tienda e ingresaron dos sujetos. Uno me gritó: dame la droga, soy policía. Me apuntó a la cabeza y el otro le hizo la seña para que me disparara. Ahí tuve que reaccionar.

¿Qué te hizo reaccionar?
El temperamento me hizo reaccionar rápido. Recibí cinco impactos de bala. Uno en el pie, dos en la pierna y dos en el estómago. Por eso me han reducido los intestinos, 25 centímetros de uno y 20 de otro. El fémur se me destruyó.

¿Te sientes un ejemplo o te sonroja?
La verdad sí me sonrojo. No me considero un ejemplo porque como cualquiera hago chacota en los entrenamientos, pero siempre cumplo mis responsabilidades. Me dicen que soy un ejemplo porque de algo tan complicado he salido bien.

¿Qué es lo que más te dicen en casa?
“Adrián, ten cuidado”. Eso escucho de mis padres, de mis hermanos, de mis abuelos, de todos. “No te arriesgues, recién te estás recuperando”. Tengo esa ansiedad de querer entrenar. Mi cuerpo me dice para seguir, mi mente que esté tranquilo.

¿No te llamó el vóley por el vínculo familiar?
Jugué al fútbol, pero más me gustaba el deporte de contacto. Mi padre fue futbolista, mi madre voleibolista, pero salí diferente. En una exhibición por mi casa, cuando tenía 14 años, lo vi y luego busqué para hacerlo.

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