“No sabíamos siquiera si estaríamos compitiendo aquí. Merci beaucoup à tous pour votre soutien”, pronuncia Rafael Nadal nervioso. Con el micrófono en la mano y la voz temblorosa, el tenista español emplea castellano, francés y el lenguaje universal de la emoción. Un sonoro aplauso desciende de las gradas de court Philippe Chatrier y en una película que se ha mostrado doce veces, ‘Rafa’ se lleva una vez más el premio como el mejor tenista de Roland Garros.
Le acaba de ganar a un maravilloso Dominic Thiem. El austríaco tuvo dos sets muy competitivos ante el español, pero en los territorios de Rafael Nadal no es suficiente con ser "maravilloso". Los adjetivos no pueden doblegar al 'Rey de la Arcilla', que ha conseguido 93 triunfos en 95 juegos disputados en Roland Garros.
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Aunque no siempre fue así. O para ser más preciso, Rafael Nadal nunca ganó un Roland Garros Júnior. El trofeo que consiguió –hasta ahora- en doce ocasiones como profesional, le fue negado cuando era adolescente. Con el ADN deportivo recorriendo su sangre, ‘Rafa’ vivió estudiando y entrenando. Practicaba fútbol y tenis. Su tío Toni, también profesional del deporte blanco, fue su mentor desde los tres años y su tío Miguel Ángel, ex jugador del Barcelona, le regaló su primera pelota. El adulto que hoy compite contra el tiempo, y las lesiones, decidió -entrando a la adolescencia- que se dedicaría completamente a la raqueta. Así pues abandonó su posición de delantero y se ubicó frente a la red.
Su madre, Ana María Parera, preocupada más en los estudios de su hijo que en su tenis, fue firme y estricta cuando él tenía 15 años: “Sólo es mi segundo torneo en tres meses porque tenía que aprobar 4º de ESO. Por eso ni fui a Roland Garros”, confesó Nadal cuando era adolescente. La historia sigue y la madre le dijo, como intentando consolarlo: “Ya ganarás un Roland Garros”. No le dejaron jugar de júnior pero lo ganó todo de grande.
Hoy Rafael Nadal consiguió su duodécima consagración en Roland Garros. El tenista que rejuvenece con cada triunfo sigue en la cima del deporte blanco e indiscutiblemente es el mejor jugador en arcilla de la historia. Entrega, tenacidad y espíritu competitivo es lo que caracteriza a ‘Rafa’. Desde júnior hasta ahora.
“El recuerdo que yo tengo de este niño de 12 años es que pegaba a las bolas con una intensidad que no pegaba el resto. Había niños que no jugaban igual con esta intensidad de piernas y aceleración de brazo en todas las bolas de entreno o los típicos cubos, y él tenía una intensidad superior a los demás”, explica Toni Colom, entrenador que acompañó a Nadal entre los 12 y 19 años.
Circunstancias de la vida o guiños del destino, Rafael Nadal creó una fundación social e implementó un circuito de tenis para niños que lleva el nombre de su madre: Ana María Parera. ‘Rafa’ no curó sus heridas con excusas, sino que entrenó para conseguir lo que se le había negado de adolescente. Y hoy nos agradece con un tembloroso francés, cuando somos nosotros los que debemos aplaudirle siempre.