Hubo música, historia y belleza, como era de esperarse de un país como Brasil. Y entre un alucinante remolino de colores, la ceremonia de apertura de los Juegos Olímpicos Río 2016 dejó un mensaje de hermandad y conciencia ecológica en una nación que los necesita más que nunca.
Terminado el espectáculo artístico, fue el momento de los verdaderos protagonistas de Río 2016. Los atletas.
Como es la tradición por tratarse del país donde nacieron las olimpiadas, Grecia encabezó el desfile de más de 10.500 deportistas de 205 países, además de una delegación de atletas independientes y, por primera vez, un equipo de 10 refugiados de países en conflicto que desfiló bajo la bandera olímpica.
La delegación de los refugiados, una de las más aplaudidas, tuvo como abanderada a Rose Nathike Lokonyen, quien huyó de Sudán del Sur y corrió su primera carrera en un campo de refugiados en el norte de Kenia. Tan solo la delegación anfitriona, que salió inmediatamente después, recibió una ovación más sonora.
Los deportistas recibieron semillas de árboles, y paquetes de tierra, para ser sembrados en un parque en Río.
Antes del encendido del pebetero, se ofreció otro espectáculo musical en el que desfilaron las escuelas de samba que cada año animan el Carnaval de Río, quizás la fiesta más famosa del planeta.
Y si se trata de jolgorio, nada como Brasil.
Fuente: AP