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Gonzalo Carranza

Desde que asumió la cartera de Economía, buscamos una entrevista con él enfocada en los retos de dicho sector. La conseguimos, pero la fecha (el 28 de julio por la tarde) y el lugar (la Presidencia del Consejo de Ministros) invitaban a ampliar el cuestionario. Consecuencias del famoso y todavía controvertido ‘dobleteo’ de la mano derecha del presidente Pedro Pablo Kuczynski.

—¿Qué objetivos tuvo el mensaje del presidente?
Se ha centrado en transmitir confianza y optimismo. Ha sido un discurso en el que se ha permitido hacer una autocrítica de las cosas que no funcionaron y, como buen estadista, trazar lo que quiere para este segundo año.

—Pero la autocrítica se enfocó en no haber medido el impacto de eventos como El Niño costero y Lava Jato. No se refirió a errores propios.
Creo que sí se mencionaron errores. Primero, no dimensionamos lo que venía del Gobierno anterior, con ingresos tributarios cayendo y gastos al alza. El segundo tema, del que habló mucho, fue Lava Jato, que tuvo un impacto que nadie pudo medir en su momento. Lo mismo con El Niño costero. Y cuarto, situaciones que nosotros mismos hemos generado.

—¿Como cuáles?
El último trimestre del año pasado, el MEF hizo un ajuste que, viéndolo hacia atrás hoy, no se debió hacer. Ese ajuste le quitó dinamismo a la inversión pública. También hubo un par de proyectos –el gasoducto y Chinchero– a los que se les puso mucho énfasis, incluso mediáticamente, y que desgastaron al Gobierno, cuando había otros 12 proyectos que hemos viabilizado. Tercero, no dimensionamos el nivel de burocratización que había acumulado el Estado Peruano en los 10 años que pasaron desde que dejamos la administración pública.

—¿Y calcularon la dimensión de las críticas por el nombramiento de Fiorella Molinelli en el Midis, dada su vinculación con la adenda de Chinchero?
Sabíamos que habría críticas, pero tal vez no en la magnitud en que se han dado, que además me parece injusta. En Chinchero no se ha desembolsado un sol y seguimos creyendo que la adenda era adecuada. Lo que hubo fueron reacciones extrañas de un contralor que está siendo procesado por peculado. Molinelli es una persona que fue parte del plan de gobierno, que tiene 18 años de experiencia en cuatro entidades diferentes del sector público sin una sola denuncia, y que tiene maestría y doctorado en economía y políticas públicas.

—Volviendo al mensaje, las críticas del fujimorismo han sido duras. Cecilia Chacón dijo que fue un discurso lleno de generalidades y Miguel Torres ha criticado que el Gobierno “vuelve a estar de espaldas a la realidad”.
Al principio me molestaba muchísimo, pero he aprendido que estamos en una realidad diferente a la de los últimos gobiernos, con una mayoría de oposición. Antes un gobierno tenía 60 o 70 personas que salían a hablar bien de tu discurso; nosotros tenemos 17 y algunos tampoco salen tanto, frente a ciento y tantos de la oposición. Nunca te van a decir que fue un discurso extraordinario.

—Pero, dado el nuevo clima de menor tensión política, podrían bajar un poco el tono.
Después del diálogo político, siempre me han dicho: “Por si acaso, nosotros somos oposición y tenemos nuestros ‘perros de chacra’”. Ellos siempre van a salir a decir cosas.

—Hablemos de otras críticas, entonces. No ha habido anuncios concretos sobre la reactivación económica.
Sí ha habido anuncios importantes. El presidente ha dicho que no volveremos a cometer el error del ajuste, sino que vamos a tener una política contracíclica, de impulso fiscal. Ha anunciado más recursos para inversión pública y un bono para los afectados por El Niño costero. También, cifras importantes de proyectos que venían de atrás y están despegando, así como de nuevos proyectos. Finalmente, y este es el tema que más me importa, se ha hablado de cómo mejorar la productividad a futuro con las reformas pro empleo, de educación y de la justicia.

—Sin embargo, no se mencionó una sola vez la palabra competitividad en el discurso. ¿Es una agenda que está perdiendo protagonismo?
Cuando el presidente habla de productividad, también habla de competitividad. Pero tienes razón: la agenda de competitividad no ha sido una prioridad del primer año y parte de mi trabajo es relanzarla. Una herramienta para ello son las mesas productivas, que han seguido avanzando, pero no al ritmo que hubiésemos querido. Se están relanzando a partir de agosto. También trabajaremos en impulsar sectores como el forestal y la acuicultura.

—¿Cuán viable será aprobar los proyectos de ley que ha llevado el presidente al Congreso? Varios fueron rechazados cuando se presentaron como decretos legislativos.
En el diálogo con Keiko Fujimori, el presidente tuvo la oportunidad de explicarle lo que buscaban estos proyectos. Se vio que los proyectos tenían sentido y, además, hemos resuelto las observaciones que se hicieron anteriormente. Estos proyectos van a ayudar con la reactivación y la reducción de la informalidad.

—En simplificación administrativa ha habido avances importantes, pero en el Banco de la Nación siguen pidiendo la copia del DNI para varios trámites.
Es cierto, hay muchas normas que no se sienten. Lo tenemos monitoreado y hemos dado un período de ajuste a las instituciones públicas. Se vienen sanciones importantes para las que no cumplan.

—Hay mucha expectativa sobre el repunte de la inversión pública, pero los números de julio al día de hoy todavía son desafiantes.
El mes de junio fue un punto de inflexión y en julio vemos que sectores claves, como el MTC, están logrando la ejecución que habían programado. Pero este julio es un mes particular, porque el año pasado era el último mes del gobierno anterior y se ejecutó muchísimo. Nuestra expectativa este mes es estar igual o incluso un poco por debajo de la ejecución del 2016. Pero lo que se viene de agosto a diciembre es realmente importante. Hace unos meses la proyección de ejecución de los sectores era, en promedio, de 60%, pero hoy ya tenemos a un MTC proyectado en 82%.

—El presidente mencionó su preocupación por el aumento de la evasión del IGV. ¿Qué cifras manejan, dado que la última información pública es del 2015?
La última cifra está por encima del 35%, que es altísima. Hay sectores en que las medidas administrativas para combatir la evasión se desmontaron, en algunos con razón, pero en otros sin ella. El ejemplo más claro es el sector azucarero, en el que la recaudación ha caído muchísimo.

—Los empresarios siempre han sido críticos del sistema de pagos adelantados del IGV.
La posición natural de ellos es criticarlo. Yo he estado en el sector privado y me hubiera quejado. Pero hoy tenemos un gobierno sensato, que quiere mejorar la inversión privada, pero que también debe captar recursos para impulsar la inversión pública. Tenemos que darle la vuelta a la caída de la recaudación tributaria y, hacia finales de nuestro gobierno, los ingresos totales deberían regresar a un nivel de 21% del PBI.

—¿Cómo va la negociación con el Gobierno Regional de Cusco para que aplique los descuentos a los sueldos de los profesores en huelga?
Eso ya casi no es una negociación. Hay ciertos ‘gatilladores’ que tiene la ley de tesorería que ya se están cumpliendo, así que el MEF puede [actuar directamente] a solicitud del Ministerio del Interior, el Ministerio de Justicia y la contraloría. Ya estamos en ese proceso. Estamos abiertos al diálogo, pero tiene que haber un respeto a las leyes nacionales, a los sindicatos nacionales y, sobre todo, al ciudadano. Vamos a ser implacables con quienes hayan cometido algún delito.

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