(Foto: Reuters)
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Las seis economías más grandes de –Brasil, México, Argentina, Colombia, Chile y el Perú–, que en conjunto representan el 85% del PBI de la región y atraen mayor interés de inversionistas, probablemente muestren tendencias de crecimiento diferenciadas en el 2018. Si bien todas se beneficiarán del mayor crecimiento global y el alza de precios de materias primas, también existen factores propios de cada país que jugarán un rol importante.

Partiendo por la más grande, los datos muestran que ya salió de la recesión. Luego de contraerse 3,5% en el 2015 y el 2016, el PBI brasileño creció 1% en el 2017. Según nuestras proyecciones, el crecimiento debería acelerarse a 3% este año de la mano de mayor inversión –la confianza empresarial ha regresado a niveles del 2013– y política monetaria expansiva (la tasa de referencia está en mínimos históricos). Por el lado de los riesgos, destacan la continuidad de las reformas, particularmente la de pensiones, para dar sostenibilidad a las finanzas públicas.

En el escenario es más adverso. La posibilidad de un cambio en la orientación de las políticas económicas, sumada a la incierta renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (Nafta), está haciendo que las empresas posterguen decisiones de inversión. Así, esperamos que el crecimiento del PBI mexicano se desacelere a 1,8% este año (de 2% en el 2017).

La otra economía donde prevemos una desaceleración es Argentina (a 2,8%, pero luego de una aceleración significativa a 2,9% en el 2017) debido a una severa sequía. Considerando el mayor peso del sector agrícola en el PBI argentino (potencia mundial en soya y maíz), comparado con otros países latinoamericanos, el efecto negativo de la sequía es grande. No obstante, la aceleración de Brasil, principal socio comercial, ayudará a Argentina. Además, el Gobierno ha fortalecido su capital político para hacer reformas pro mercado (luego de una victoria contundente en las elecciones parlamentarias).

Finalmente, proyectamos una aceleración en las economías andinas. Con un choque muy positivo en la confianza empresarial luego del resultado de las elecciones presidenciales –que probablemente descongelará la inversión privada–, esperamos que la tasa de crecimiento de Chile sea más del doble en el 2018 (3,6%) que en el 2017 (1,6%).

En Colombia, el aumento del precio del petróleo, el mayor crecimiento de los salarios reales dada la caída de la inflación, y la política monetaria expansiva –esperamos dos recortes más de 25 puntos básicos– deberían empujar al crecimiento a 2,5% (desde 1,8% en el 2017). La presión para aumentar el gasto público y cumplir con la regla fiscal al mismo tiempo, sin embargo, es un riesgo. Para el Perú, tenemos una expectativa fuera de consenso; un crecimiento de 4% en el 2018 (mayor al 2,5% del 2017) impulsado por el aumento sustancial de los precios de metales y los estímulos macroeconómicos, –principalmente fiscal, pero también monetario–, que compensarían la incertidumbre asociada a la crisis política.

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