Congreso evaluará volver a permitir el ingreso de transgénicos
Congreso evaluará volver a permitir el ingreso de transgénicos
Marcela Saavedra P.

Además del ‘Brexit’, junio será recordado en el calendario mundial como el mes en el que los polémicos organismos vivos modificados (OVM) –también conocidos como – recibieron el público respaldo de más de un centenar de científicos ganadores del Premio Nobel. 


Los académicos de las disciplinas de medicina, química, física y economía afirmaron que no había caso alguno que confirmara que los transgénicos producen daños a la salud humana por su consumo.

Un mes antes, la Academia Nacional de Ciencia, Ingeniería y Medicina de Estados Unidos también se había pronunciado al respecto. “Los datos disponibles no muestran asociaciones entre los OVM y enfermedades o trastornos crónicos”, señaló el informe de 400 páginas a cargo del organismo, que revisó la extensa literatura publicada en las más de dos décadas de desarrollo de los transgénicos.

Aunque la palabra de estos expertos ha sido puesta en duda por un grupo de activistas políticos en el mundo, entre ellos Greenpeace, lo cierto es que el consenso científico está del lado de los premios Nobel y que la temperatura del debate sobre alimentos transgénicos se ha elevado nuevamente. 
 
Terreno fértil
En el Perú el debate es crucial. El Perú es una de las pocas economías de Sudamérica cuya agricultura se encuentra libre de transgénicos, gracias a una moratoria impuesta hasta noviembre del 2021.

“Permitir el ingreso de semillas transgénicas supondrá poner en riesgo la diversidad genética que el Perú posee [...] no se cuenta con los controles adecuados para una posible gestión y para evitar la contaminación”, explica Moisés Quispe, director ejecutivo de la Asociación Nacional de Productores Ecológicos del Perú (ANPE).

La opinión es compartida por Luis Ginocchio, ex ministro de Agricultura. “Nuestra diversidad biológica, de gran variabilidad genética, es nuestro mayor patrimonio y se hace bien en protegerlo con la moratoria. No hay que olvidar que tenemos una naciente cadena de valor agropecuaria ligada a la gastronomía. Por ello, creo que hay que fortalecer la posición natural y de alta variabilidad genética”, anota.

Sin embargo, Marcel Gutiérrez, experto de la Universidad Nacional Agraria La Molina (Unalm), rechaza esta afirmación. “Agradecería a los que se oponen que demuestren científicamente que los transgénicos dañan la biodiversidad, porque eso no es verdad”, responde.

En esa línea, detalla que la agricultura local está basada en alrededor de 20 cultivos, la mayoría de ellos foráneos, en los que es factible incorporar la tecnología de los OVM.

“Hay una visión idealista de nuestra agricultura. Y, a propósito, se ha difundido que se necesitan grandes extensiones de tierra para cultivar transgénicos, lo cual es falso, ya que se puede ajustar a terrenos menores de 4 hectáreas”, agregó.

Y si el temor está en depender de ciertas empresas como perpetuos proveedores, el experto detalla que hay organismos públicos que estudian y abastecen sus mercados con OVM con buenos rendimientos y mejor productividad. 

Brecha pendiente
Pero antes de pensar en los transgénicos, hay que recordar que existe una deuda pendiente en investigación agrícola local, acota Edgar Neyra, docente e investigador de la Unidad de Genómica de los laboratorios de investigación y desarrollo de la Universidad Peruana Cayetano Heredia (UPCH).

“Nos falta identificar una serie de variedades y atributos dentro de las especies endémicas actuales. Con tecnología moderna, sus semillas pueden mejorar sus características, sin necesidad de incorporar transgenes. Y eso estamos haciendo”, agrega.

Empero, eso no quiere decir que el Perú deba alejarse de los avances y la investigación en el campo de los OVM, recalca. “Tarde o temprano, el cultivo de estos productos se esparcirá por el mundo y el Perú debe estar preparado para tomar una decisión al respecto”, opina.

Así, resalta que el conocimiento sobre los OVM debe ser nutrido en universidades, centros de investigación y el mismo Estado. “No hay que cerrar los ojos. Los transgénicos ingresarán en algún momento porque son el desarrollo. Saber elegir sobre qué productos se pueden desarrollar o si de plano serán descartados estará en manos de los próximos gobiernos”, apuntó.

Escenario actual
Por lo pronto, el Perú se esfuerza en desarrollar semillas mejoradas y optimizar técnicas actuales. El Instituto Nacional de Innovación Agraria (INIA) ha trabajado en generar soluciones para los hombres y mujeres del campo. Una de las más recientes es su programa colaborativo para potenciar el atractivo comercial y agrícola de la quinua.

“Aprovechando la diversidad que se tiene, y por medio de la tecnología de genotipificación por secuenciación, se recogerán variedades de quinuas que sean más productivas, nutritivas o resistentes a patógenos”, explica Neyra.

Los fondos para este proyecto de tres años –en el que trabajan estaciones experimentales de unas 5 regiones– son de unos S/1,5 mlls. De obtenerse buenos resultados, las semillas servirán a los agricultores de Puno, Ayacucho y otras zonas del país.

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