La experiencia del Estado en administrar empresas incluye también aerolíneas. En efecto, en 1973 el gobierno del general Velasco creó Aero-Perú. Sus operaciones distaban de ser rentables. (Foto: Archivo Histórico de El Comercio)
La experiencia del Estado en administrar empresas incluye también aerolíneas. En efecto, en 1973 el gobierno del general Velasco creó Aero-Perú. Sus operaciones distaban de ser rentables. (Foto: Archivo Histórico de El Comercio)

Hace ya varios años, en el Perú abundaban las . Muestra de ello es que hacia 1983 los ingresos de las entidades públicas representaron casi 35% del PBI, mientras que el año pasado apenas superaron el 5% del PBI. 

Sin embargo, las entidades del Estado típicamente no fueron rentables y, de hecho, la evidencia muestra que a mayor presencia de empresas públicas en la economía mayores fueron las pérdidas incurridas. Así, por ejemplo, durante el segundo gobierno de Fernando Belaunde, las empresas públicas generaron ingresos por 29,6% del PBI, mientras que sus pérdidas llegaron a 2,7% del PBI.

Por el contrario, desde el 2001, período en que los ingresos de las empresas públicas han alcanzado como máximo el 6,5% del PBI, los resultados de las empresas públicas se han ubicado entre 0,2% y -0,3% del PBI.   




Las empresas públicas estaban prácticamente en todos los sectores de la economía. Incluso en los años 80 existió la Empresa Peruana de Servicios Pesqueros - EPSEP, la cual se dedicaba al abastecimiento y comercialización de productos hidrobiológicos, tanto frescos como enlatados.

En este último rubro es de recordar que en la segunda mitad de los años 80 se vendieron en los quioscos que tenía EPSEP los empacados Frescopez y las conservas La Peruanita, cuya lata -a diferencia de la convencional, de 170 gramos- era cilíndrica y contenía 500 gramos. 

La participación directa del Estado en la economía llegó incluso a la creación en 1974 de la Empresa Pública Administradora de Pronósticos Deportivos - EPAPRODE. Según el Decreto Ley 20803, su norma de creación, esta tuvo la finalidad de reglamentar, promover, realizar y controlar (así dice: controlar) los concursos de pronósticos sobre resultados en las competencias deportivas que se lleven a cabo en el país o en el extranjero.

En épocas en que la Internet ni siquiera se imaginaba, porque la mayoría de peruanos aún no sabíamos qué era una computadora, la ley determinaba que las autoridades y las instituciones deportivas nacionales estaban obligadas a proporcionar oportunamente los programas, los resultados oficiales e informaciones de competencias deportivas, nacionales o internacionales, que les solicitara la empresa.

El lector mayor de 40 años recordará al gallito símbolo de la célebre Polla del fútbol y los cifrados anuncios de los resultados en la radio al término de cada fecha del Descentralizado (Casillero 1: punto al 2, Casillero 2: punto al 1,…). La apuesta del Estado por esta actividad llegó a su fin durante el segundo gobierno de Fernando Belaúnde.  

Aero - Perú (Foto: Archivo histórico de El Comercio)
Aero - Perú (Foto: Archivo histórico de El Comercio)

Por supuesto, hubo intervención del Estado en sectores con una mayor incidencia en la economía, como los bancos. Y eso pasó mucho antes del intento de la nacionalización de la banca en 1987. En efecto, la banca de fomento se instituyó desde los años 30 del siglo XX con la creación de los Bancos Agrícola (1931), Industrial (1936) y Minero (1941), cuyo objetivo era incentivar la actividad económica en dichos sectores. Pero la banca de fomento operaba sistemáticamente a pérdida, lo que se refleja en que a 1975 tenía ya un monto de activos inferior en 15,8% al de los créditos que había otorgado, lo que para 1990 se había más que duplicado hasta 35,5%.

Al momento de la liquidación de la banca de fomento, en 1992, sus pasivos (líneas del BCR, condonaciones, intereses negativos por diferencial de tasas) bordearon los US$ 601 millones de la época, mientras que el Ministerio de Economía obtuvo solamente US$59 millones. Considerando que el ministerio además destinó US$12 millones al proceso de liquidación, el costo neto para el Estado fue de US$ 555 millones, cifra que representó 1,6% del PBI de ese entonces y que actualizada a valores del 2019 bordearía los US$1.000 millones.  

La experiencia del Estado en administrar empresas incluye también aerolíneas. En efecto, en 1973 el gobierno del general Velasco creó Aero-Perú para tener un operador aéreo de alcance internacional, el cual llegó a tener vuelos que no solo incluían destinos en el Perú y el resto de América Latina, sino también ciudades de EE.UU., como Los Ángeles, Miami y Nueva York. Pero sus operaciones distaban de ser rentables. 

Según información consignada por la Comisión de Promoción de la Inversión Privada - COPRI, que antecedió a la actual Pro Inversión, durante la campaña de privatización de la compañía, para marzo de 1992 sus pérdidas mensuales llegaban a US$ 2 millones y las acumuladas se encontraban en el orden de los US$100 millones. La lenta agonía de Aero-Perú llegó a su fin con su liquidación por parte de sus acreedores en 1999. Años antes, parte de la empresa había sido transferida a Aero-México por un monto neto de poco más de US$23 millones, pero el nuevo socio no pudo sostener la empresa.  

En comercio, a mediados de los años setenta se crearon los supermercados Super Epsa, sobre la base de la estatización en 1972 de la cadena Super Market, la primera red de tiendas de autoservicio del Perú. (Foto: Archivo Histórico El Comercio)
En comercio, a mediados de los años setenta se crearon los supermercados Super Epsa, sobre la base de la estatización en 1972 de la cadena Super Market, la primera red de tiendas de autoservicio del Perú. (Foto: Archivo Histórico El Comercio)

En comercio, a mediados de los años setenta se crearon los supermercados Super Epsa, sobre la base de la estatización en 1972 de la cadena Super Market, la primera red de tiendas de autoservicio del Perú. Super Epsa se encargaba de la comercialización de frutas, legumbres, raíces y tubérculos alimenticios de origen importado, cuya entrada al país era canalizada únicamente a través de la Empresa Peruana de Servicios Agropecuarios - EPSA. Subsidio mediante, los productos que vendía Super Epsa se mantenían a precios relativamente bajos, aunque el costo lo terminaban pagando todos los contribuyentes mediante sus impuestos, compraran ahí o no. 

Esta forma de administración de los supermercados en un contexto de inflación al alza condicionó que operaran a pérdida hasta que a inicios de los años fue liquidada y el Estado abandonó de forma directa el rubro de autoservicios. La liquidación de Epsa dio pie a la creación de otras dos: la Empresa Comercializadora del Arroz – ECASA y la Empresa Nacional de Comercialización de Insumos – ENCI. 

Pero tal vez la más recordada es la Empresa Nacional de Comercialización de Insumos, a cargo de la distribución de la leche Enci, que venía en polvo y era muy difícil de diluir. Según datos del BCR, a diciembre de 1989, la leche Enci llegó a costar 18% de lo que costaba la leche en polvo descremada, lo que sugiere –sin profundizar en las verdaderas razones- que el subsidio era altísimo o que, como cualquiera que la recuerde seguramente ha pensado, nos vendían -y no había otra alternativa que consumirla- leche que no era leche.

La venta de la leche en polvo estuvo a cargo de la Empresa Nacional de Comercialización de Insumos (ENCI) (Foto: Archivo Histórico de El Comercio)
La venta de la leche en polvo estuvo a cargo de la Empresa Nacional de Comercialización de Insumos (ENCI) (Foto: Archivo Histórico de El Comercio)

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