En una vivienda del Cercado de Lima, personal de fiscalización de la Municipalidad de Lima encontró que churros y gelatinas eran preparados en espacios insalubres por trabajadores sin los implementos de higiene correspondientes.

Los fiscalizadores hallaron incluso cucarachas, un gato y una rata al ingresar al inmueble, en el que los "cocineros" ensayaron diferentes excusas para las condiciones en las que se encontraban y al consecuente riesgo al que exponen a compradores de sus productos.

Una de las trabajadores manifestó a Canal N que no necesitaba una red para su cabello porque no se le caía y que manipulaba los churros con "bolsitas". "Soy bien higiénica" agregó, y dijo que los productos que preparaba en el Cercado de Lima eran vendidos en calles de los distritos de Miraflores, San Isidro y Monterrico.

El local no contaba con certificados sanitarios. Los trabajadores manipulaban los insumos para la elaboración de churros de manjar blanco sin guantes ni mandil y en un espacio totalmente sucio. 

Los alimentos eran cocinados con aceite reutilizado, que, así como los churros listos para vender, era almacenado en baldes sobre el suelo, los cuales quedaban a la intemperie expuestos a moscas y otros insectos.

La misma situación se repetía con las gelatinas; en el local había congeladoras que almacenaban decenas de unidades de este de postre helado en medio de la suciedad y de insectos. 

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