Subteniente de la compañía Perú Italia °5 que se enamoró de la labor de los bomberos a los 14 años cuando ingresó, como saxofonista, a la banda nacional del Cuerpo General de Bomberos Voluntarios del Perú (CGBVP). A los 15 años se graduó de la escuela básica de instrucción y ahora lleva nueve atendiendo emergencias, incendios o accidentes.
Hace un mes y una semana nació su bebé y, aunque la labor de madre es un reto complemente distinto, Merci cuenta los días para poder regresar a ayudar a otros.
Además de mamá bombera, tiene un emprendimiento de venta y distribución de artículos para bomberos “Merci’r fire”.
Subteniente de la compañía Perú Italia °5 que se enamoró de la labor de los bomberos a los 14 años cuando ingresó, como saxofonista, a la banda nacional del Cuerpo General de Bomberos Voluntarios del Perú (CGBVP). A los 15 años se graduó de la escuela básica de instrucción y ahora lleva nueve atendiendo emergencias, incendios o accidentes.
Hace un mes y una semana nació su bebé y, aunque la labor de madre es un reto complemente distinto, Merci cuenta los días para poder regresar a ayudar a otros.
Además de mamá bombera, tiene un emprendimiento de venta y distribución de artículos para bomberos “Merci’r fire”.
Es la primera jefa del departamento de Búsqueda e Inteligencia de la Dirección Antidrogas. Empezó su carrera policial en 1998 y ha trabajado en distintas áreas como tránsito, Interpol, investigación en lavado de activos y ahora, a cargo de un equipo de más de 30 agentes, su trabajo es identificar a organizaciones criminales. Hace poco logró la captura del poderoso narcotraficante del Vraem Mike Flores tras una investigación de dos años.
El camino no ha sido sencillo en estas dos décadas de carrera policial, más aún cuando persiste el estereotipo de la madre-ama de casa que no puede desarrollarse en otros ámbitos. “En mi generación aún teníamos esa pared en la que los hombres todavía no veían a una mujer que pueda liderar. Así hemos tenido que ir avanzando, las mujeres y madres somos minoría, pero poco a poco estamos aumentando”, explica.
De todas formas, la comandante Tello resalta que cuenta con el apoyo enorme de su propia madre en la crianza de sus hijos, de 12 y 7 años. “Mi trabajo es 24/7 y me demanda mucho tiempo, por eso agradezco que ella está presente, es una bendición”, dice. Ambas son el pilar de su casa.
Es la primera jefa del departamento de Búsqueda e Inteligencia de la Dirección Antidrogas. Empezó su carrera policial en 1998 y ha trabajado en distintas áreas como tránsito, Interpol, investigación en lavado de activos y ahora, a cargo de un equipo de más de 30 agentes, su trabajo es identificar a organizaciones criminales. Hace poco logró la captura del poderoso narcotraficante del Vraem Mike Flores tras una investigación de dos años.
El camino no ha sido sencillo en estas dos décadas de carrera policial, más aún cuando persiste el estereotipo de la madre-ama de casa que no puede desarrollarse en otros ámbitos. “En mi generación aún teníamos esa pared en la que los hombres todavía no veían a una mujer que pueda liderar. Así hemos tenido que ir avanzando, las mujeres y madres somos minoría, pero poco a poco estamos aumentando”, explica.
De todas formas, la comandante Tello resalta que cuenta con el apoyo enorme de su propia madre en la crianza de sus hijos, de 12 y 7 años. “Mi trabajo es 24/7 y me demanda mucho tiempo, por eso agradezco que ella está presente, es una bendición”, dice. Ambas son el pilar de su casa.
Con la firme meta de que su hijo adolescente cumpla sus metas, Bertha Escobar Segales se enfrenta todos los días al caótico tránsito limeño como inspectora de la ATU. Hace nueve años empezó a trabajar en el sector transporte y con ello ha logrado sacar adelante a su único hijo, hoy de 16 años, sin presencia paterna. “Realmente no ha sido fácil, pero él es mi motor y motivo para salir adelante. Juntos tenemos muchas metas y sueños que vamos a cumplir”, dice.
Con la firme meta de que su hijo adolescente cumpla sus metas, Bertha Escobar Segales se enfrenta todos los días al caótico tránsito limeño como inspectora de la ATU. Hace nueve años empezó a trabajar en el sector transporte y con ello ha logrado sacar adelante a su único hijo, hoy de 16 años, sin presencia paterna. “Realmente no ha sido fácil, pero él es mi motor y motivo para salir adelante. Juntos tenemos muchas metas y sueños que vamos a cumplir”, dice.
Es la primera directora de Telemedicina en el Perú. Mamá de cuatro hijos, se siente identificada con las madres que, por la brecha geográfica, necesitan urgente atención a distancia para sus hijos.
Graduada de radióloga, orientó su carrera al trabajo con tecnología para acercar a las poblaciones más distantes y vulnerables. Por eso, cuando empezó la pandemia y la presencialidad casi desapareció, aplicó su experiencia para implementar la estrategia Rikuyki, palabra quechua que significa “te veo”, para brindar atenciones medicas por telesalud a poblaciones indígenas u originarias, personas privadas de su libertad y población fronteriza, así como a personas con discapacidad, en condición de pobreza y pobreza extrema.
“Ser madre y profesional demanda mucho trabajo y compromiso. Cuando hacemos doble rol las instituciones empiezan a entender que las mujeres podemos desarrollarnos sin que eso quite el que nos den los derecho que nos corresponden, como horas de lactancia, tiempo post gestacional de descanso”, sostiene.
Es la primera directora de Telemedicina en el Perú. Mamá de cuatro hijos, se siente identificada con las madres que, por la brecha geográfica, necesitan urgente atención a distancia para sus hijos.
Graduada de radióloga, orientó su carrera al trabajo con tecnología para acercar a las poblaciones más distantes y vulnerables. Por eso, cuando empezó la pandemia y la presencialidad casi desapareció, aplicó su experiencia para implementar la estrategia Rikuyki, palabra quechua que significa “te veo”, para brindar atenciones medicas por telesalud a poblaciones indígenas u originarias, personas privadas de su libertad y población fronteriza, así como a personas con discapacidad, en condición de pobreza y pobreza extrema.
“Ser madre y profesional demanda mucho trabajo y compromiso. Cuando hacemos doble rol las instituciones empiezan a entender que las mujeres podemos desarrollarnos sin que eso quite el que nos den los derecho que nos corresponden, como horas de lactancia, tiempo post gestacional de descanso”, sostiene.