Pese a ser uno de los sectores más golpeados por la pandemia del COVID-19, las artes escénicas nunca se dieron por vencidas y buscaron formas creativas para seguir llevando cultura y alegría a las personas en los momentos más críticos. Las proyecciones por Internet sirvieron de alguna manera para seguir en actividad.
Actualmente, se permite que las salas de teatro operen con el 100% de sus aforos; sin embargo, de manera contradictoria, los protocolos establecidos por el Ejecutivo impiden que estos espacios culturales puedan aprovechar el total de su capacidad, como sucede con otros eventos.
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Según el Decreto Supremo 016-2022-PCM, se debe respetar el distanciamiento físico de no menos de un metro entre las personas. Esta situación obliga a que, en la práctica, la capacidad real de las salas teatrales no se acerque ni al 80% de ocupación, generando pérdidas económicas y evitando que logren superar los problemas tras la crisis.
Denisse Dibós, actriz y directora de la Asociación Cultural Preludio, explica que la ambigüedad de la norma genera confusión a la hora de realizar una producción. “Por un lado nos dicen que podemos trabajar con el aforo completo, pero, por otro lado, nos obligan a dejar de contar con una butaca entre cada grupo y, a veces, perder aun mayor espacio”, explica.
La semana pasada, Preludio puso en escena la obra “Todos vuelven” en el Teatro Municipal de Lima. Debido a la norma, muchos de los espacios en el recinto no llegan a ser aprovechados, como sucede con los palcos que tienen espacio para cuatro personas.
“En otros teatros del mundo, los palcos son compartidos”, resalta Dibós.
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“Tenemos que estar a la espera de que lleguen grupos numerosos de personas, que son los únicos que pueden sentarse juntos, pero eso no es común en el circuito limeño. Incluso cuando sucede, realizar la distribución es una tarea difícil”, explica Lucía Castro Vallebuona, productora general del nuevo teatro Julieta.
Castro indica, además, que esta disposición ha obligado a que muchas producciones decidan postergar sus estrenos para este año o, en el peor de los casos, que sean llevados a otros espacios donde las normas son más flexibles, como bares o restaurantes. “Dependiendo de la producción, algunos tienen costos elevados con un equipo numeroso que no estiman arriesgarse a estrenar bajo estas condiciones”, lamenta.
La directora ejecutiva de la Asociación Cultural Drama, que reúne a La Plaza y Los Productores, entre otros, Nuria Frigola, explica que el porcentaje del aforo se encuentra entre el 60% y 70%, dependiendo de la sala.
“Nosotros somos respetuosos de las medidas del Gobierno, pero también somos unos de los sectores más golpeados por la pandemia. Creemos que los protocolos se podrían flexibilizar”, estima Frigola.
Pese a que el sector teatral implementó espacios virtuales para enfrentar la crisis de la pandemia, las representantes culturales señalan que el Ministerio de Cultura pudo realizar más acciones para comunicar que el retorno a la presencialidad es seguro. “Si bien hubo un esfuerzo por parte de la cartera, este pudo ser mayor”, dijo Castro.
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