Como ya pasaron unos días desde el estreno de “Doctor Strange in the Multiverse of Madness” (“Doctor Strange en el Multiverso de la Locura”), no hay tanto peligro al hacer SPOILERS como los que encontrarás en este texto. La película con mejor recaudación mundial en su apertura en todo el 2022 presentó múltiples versiones de otras realidades de héroes conocidos e, incluso, inéditos. Pero allí donde debería haber estado su mayor fuerza se encuentra su punto débil.
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Stephen Strange (Benedict Cumberbatch) asume la responsabilidad de proteger a la heroína adolescente América Chávez (Xochitl Gómez), que tiene el poder de moverse con libertad entre un universo y otro. La Bruja Escarlata (Elizabeth Olsen), para recuperar a sus hijos, busca ese poder, convirtiéndose así en la antagonista de la película.
Lo mejor de la película: Wanda y el estilo Raimi
Si Elizabeth Olsen ya había mostrado de lo que era capaz como actriz en “WandaVision”, esta película lo confirma. Una performance matizada, donde no le hace falta decir cosas amenazantes para dejarse ver peligrosa. A diferencia de otros villanos del MCU que tienen su debut y despedida en cada película, que las motivaciones de la bruja hayan sido expuestas en una serie previa le permiten a la actriz concentrarse en otros aspectos del trabajo interpretativo; aunque esta presunción de que el público ha visto la serie antes de ir al cine es un problema (más adelante, el desarrollo de la idea).
La Wanda Maximoff de Olsen es consciente de su poder y no tiene reparos en ejercerlo, tal y como ocurre en su ataque a la ciudadela de Kamar Taj; donde mata a incontables hechiceros para horror de Wong (Benedict Wong). Si en ese momento ya era claro que ella había ido demasiado lejos, el personaje muestra que es posible tocar fondo y, aun así, caer más profundo. La masacre de los Illuminati, una especie de Vengadores de otro universo, no solo la muestra como alguien implacable, sino cruel.
La performance de Olsen se complementa muy bien con el estilo del director Sam Raimi, que, a pesar de trabajar en una saga con reglas más allá de su control, le saca provecho a lo que tiene. Wanda, que ya era intimidante, lo es incluso más cuando se retuerce y persigue por los pasillos de la base de los Illuminati a Stephen Strange (Benedict Cumberbatch), América Chávez (Xochitl Gomez) y Christine Palmer (Rachel McAdams); como si fuese el enemigo de un slasher; subgénero del horror donde el monstruo acorrala y mata una a una a sus presas.
"Una performance matizada, donde no le hace falta decir cosas amenazantes para dejarse ver peligrosa."
“Multiverse of Madness”, más que una película de Marvel, es una película de Sam Raimi, quien aprovecha cada oportunidad para usar los tópicos y encuadres que resuenan con él. Allí están las reacciones de los invitados a la boda a la pelea de Strange, que nos recuerdan hasta cierto punto las escenas de “Spiderman” (2002) y “Spiderman 2″ (2004) que cimentan el heroísmo de Peter Parker. También están las tomas con la perspectiva del monstruo, algo endémico a “Evil Dead” (1981), y ni hablar de la infaltable aparición del actor de culto Bruce Campbell, cuya escena postcréditos es una carta de amor a los orígenes del cineasta (aunque en el cine al que fui, hubo poca emoción). La América Chávez de Gómez y el Wong de Wong hacen un buen trabajo en sus pocas apariciones.
El problema de darle al fan lo que quiere
Muy aparte de que “Doctor Strange in the Multiverse of Madness” requiera que hayas visto una temporada completa de televisión para comprender las motivaciones de la antagonista, un requerimiento cada vez más difícil de cumplir no solo por las exigencias de esta vida en la que cada vez hay menos tiempo, sino porque te pide necesariamente una suscripción a Disney+; la película se equivoca en algo básico que esta saga parecía ya haber entendido.
La reciente “Spiderman: No Way Home” (2021) lidia con el multiverso, pero de manera distinta a “Doctor Strange 2″. En ningún caso el protagonista viaja de una realidad a otra, sino que trata con villanos de otros universos que llegan al suyo. Todos los “visitantes”, villanos clásicos que de una u otra manera hicieron historia en la franquicia, aportan algo al desarrollo del Peter Parker de Tom Holland, mantienen coherencia propia e incluso se dan el lujo de evolucionar para bien (Doc Ock) o, incluso, hundirse más en sus vicios (Duende Verde). Ni qué decir de los visitantes arácnidos, el Spiderman de Tobey Maguire y el de Andrew Garfield; que obtienen el cierre que les fue negado años atrás.
El “Multiverso de la Locura” es la otra cara de la moneda. Mientras más trato de encontrar un motivo relevante a la participación de personajes como Mr. Fantástico (John Krasinski), Black Bolt (Anson Mouny), Captain Carter (Hayley Atwell), Captain Marvel (Lashana Lynch) y Charles Xavier (Patrick Stewart); salvo mostrar que Wanda está más allá de cualquier salvación, no lo encuentro. Están allí porque, si hablas del multiverso, el espectador espera algo sorprendente. Sus muertes tienen impacto visual, más no emocional. Y cuando tienen diálogo, los personajes ejercen un rol explicativo, son recursos narrativos antes que personas. Incluso el rol de ‘Fietro’ (Evan Peters) en “WandaVision”, criticadísimo por fans que pedían un verdadero cameo del Quicksilver de las películas de “X-Men”, tiene más sentido en el contexto del MCU que esta aparición de Patrick Stewart como el líder de los X-Men.
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Me voy a detener en Charles Xavier, porque lo que le han hecho no tiene nombre. El personaje ya tenía un cierre satisfactorio con “Logan” (James Mangold, 2017) y verlo aquí, solo para presenciar su grotesca muerte, es una oportunidad desperdiciada. Sí, el personaje le dice a Strange que crea en sí mismo, que puede ser distinto a las villanescas versiones del hechicero de otros universos, pero no hacía falta que eso lo diga alguien de otra franquicia; al menos no así. Hay una desconexión entre lo que la historia quiere contar, cómo lo cuenta y el efecto que tiene.
"Lo que le han hecho a charles Xavier en esta película no tiene nombre".
Escrito por Michael Waldron (“Loki”, “Rick and Morty”), el guion, al incluir todos estos cameos, trata de estar a la altura de Marvel y no de lo que requiere la historia. Hay muchos fans que estarán felices por estas apariciones. ¿Pero significa eso que se les deba dar lo que ellos quieren en detrimento de la película? Esa es una pregunta para Kevin Feige, Victoria Alonso y las otras cabezas de Marvel Studios.
La película pierde foco. Si es Wanda la antagonista, dónde quedan las motivaciones del héroe. ¿Es recuperar a Christine? ¿Demostrarse que no es un villano? No queda claro. De hecho, todo lo que tiene que ver con el mismo Strange se siente apresurado, como si el guion se hubiese concentrado más en Wanda que en el héroe del título. Lo cual no está mal, y espero que veamos más de la Bruja en el futuro luego de su “muerte”. Pero eso no excusa el descuido con el que ha sido tratado el hechicero.
Puede que lo más destacado en cuanto a Strange sea el pequeño arco argumental sobre la felicidad. “¿Eres feliz?”, le preguntan varias veces a lo largo de la cinta, lo cual queda flotando; pero es en la última escena (no escena postcréditos) donde, al verlo caminar despreocupado por la calle, sonriente; que tenemos una respuesta. Claro, entonces aparecen las consecuencias de usar el Darkhold y la película termina. Un final típico del cine de horror. Nuevamente, Raimi salva el show.
CALIFICACIÓN
3.5 estrellas de un total de 5
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