Elon Musk vuelve a estar en el centro del debate. Esta vez por su insistencia en cambiar radicalmente la mentalidad de la cultura del trabajo en Estados Unidos. Desde que la Administración de Donald Trump anunció su intención de recortar los gastos gubernamentales, Musk ha adoptado una postura implacable sobre la productividad, promoviendo una jornada laboral que muchos considerarían inhumana.
Según el magnate, los trabajadores del Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE) están trabajando hasta 120 horas semanales, muy por encima de las 40 horas que cumplen otros funcionarios públicos. La pregunta es inevitable: ¿es esta la fórmula del éxito o una receta para el colapso?

LA CONTROVERSIA QUE HAN GENERADO SUS PALABRAS
Las declaraciones de Musk han provocado una ola de reacciones polarizadas. Sus seguidores lo celebran como un visionario que finalmente está eliminando el despilfarro en el sector público, mientras que sus críticos lo acusan de promover una cultura de trabajo tóxica y agotadora.
La idea de que trabajar 120 horas semanales es la clave para la excelencia profesional refleja la filosofía de Musk desde sus días en Tesla, cuando confesó que dormía en la fábrica para inspirar a su equipo a igualar su nivel de compromiso. Ahora, busca replicar ese modelo en el gobierno, convencido de que solo con una ética de trabajo extrema se pueden lograr resultados extraordinarios.

¿QUÉ ES LO QUE PROPONE ELON MUSK?
Musk ha elevado el trabajo en fin de semana a la categoría de “superpoder”. Según él, muy pocos empleados gubernamentales trabajan los sábados y domingos, lo que convierte a esos días en una ventaja competitiva desaprovechada. “Trabajar el fin de semana es como si el equipo contrario abandonara el campo”, ha dicho en su perfil de X (antes Twitter).
Esta mentalidad ha llevado al DOGE a implementar una jornada laboral de 17 horas diarias, dejando a los empleados con apenas 48 horas semanales para dormir, comer, pasar tiempo con sus familias o simplemente desconectar. El equilibrio entre la vida personal y profesional parece haber quedado en segundo plano en esta “Segunda Revolución Estadounidense” que Musk promueve.
La prohibición del teletrabajo es otro pilar de esta política radical. Musk considera que trabajar desde casa es “moralmente incorrecto”, argumentando que la productividad y el compromiso solo pueden alcanzarse en un entorno físico controlado. Esto implica que, además de las 120 horas semanales en la oficina, los empleados deben sumarle los tiempos de desplazamiento.
La cultura del sacrificio total está profundamente arraigada en la filosofía de Musk, quien ha pasado varias noches en la sede del DOGE y ha sido invitado incluso al Dormitorio Lincoln de la Casa Blanca. Sin embargo, los resultados financieros aún no están del todo claros: aunque se habla de un ahorro de US$105 mil millones, todavía no hay una documentación oficial sobre las cifras.
LA MENTALIDAD DE MUSK NO ES NUEVA
En 2022, tras adquirir X, Elon Musk implementó una política similar. Instaló camas en las oficinas de San Francisco para que los empleados pudieran dormir allí en momentos de alta carga de trabajo. La imagen de Esther Crawford, una empleada de Twitter, durmiendo en una bolsa de dormir en la oficina se volvió viral, simbolizando el sacrificio que Musk espera de su equipo. “Cuando tu equipo trabaja contrarreloj para cumplir con las fechas de entrega, a veces tú duermes en el trabajo”, justificaba Crawford. Para Musk, la dedicación absoluta es la única vía hacia el éxito.
Esta filosofía no es exclusiva de Musk. Jack Ma, el fundador de Alibaba Group, comparte una visión similar. Ma defiende el modelo de trabajo “996″: de 9 de la mañana a 9 de la noche, seis días a la semana. Según él, esta rutina es esencial para alcanzar el éxito en un entorno empresarial altamente competitivo. “Si no trabajas 996 cuando eres joven, ¿cuándo podrás hacerlo?”, cuestionaba en una charla con sus empleados en 2019. Para Ma y Musk, el sacrificio personal es el precio inevitable del éxito profesional.

Periodista con experiencia en redacción y creación de contenido digital. Soy licenciado de la Universidad Jaime Bausate y Meza. Trabajé en medios de comunicación y agencias de marketing. Experiencia también como fotógrafo en campos deportivos.