
A veces siento que cada vez que Donald Trump habla sobre política exterior, el mundo contiene la respiración y más aún cuando menciona a Irán. Esta semana, el presidente de Estados Unidos rompió el silencio en medio de la creciente tensión entre Israel y el ya mencionado país del Medio Oriente, y lo que dijo podría marcar el rumbo de los próximos meses en el tablero geopolítico mundial.
Para ponerte en contexto: desde el 13 de junio, el conflicto entre Teherán y Jerusalén escaló peligrosamente. Misiles cruzando el cielo, bombardeos estratégicos, y un ambiente cargado de miedo e incertidumbre. En medio de todo eso, Estados Unidos aparece como un actor clave. Y ahora, con Trump nuevamente en el centro del debate, Estados Unidos —y el mundo también— está pendiente de lo que decida hacer en los próximos días.
LA FECHA CLAVE PARA DECIDIR SI SE ATACA O NO A IRÁN
A través de su secretaria de prensa, Karoline Leavitt, se dio a conocer que Donald Trump se tomará dos semanas para decidir si ordena o no un ataque militar contra Irán. Y lo justificó así: “Basándome en el hecho de que hay una posibilidad sustancial de negociaciones que podrían o no tener lugar con Irán en un futuro próximo, tomaré mi decisión de participar o no en las próximas dos semanas”.
Lo que me llamó la atención no fue solo el mensaje, sino su timing. Justo cuando el conflicto entre Israel e Irán parecía a punto de explotar a gran escala, Trump hace una pausa. Lo dijo la BBC a través de su corresponsal Gary O’Donoghue: “En el espacio de una breve frase, la temperatura sobre posibles ataques estadounidenses contra Irán ha bajado aparentemente varios grados”.

UN POSIBLE REGRESO A LA DIPLOMACIA NUCLEAR
Recordemos que, durante su primer mandato, Trump abandonó el acuerdo nuclear de 2015 con Irán, una decisión que cambió por completo las relaciones entre Washington y Teherán. Desde entonces, los esfuerzos por reactivar ese pacto han sido limitados y, en muchos casos, frustrados. Pero ahora, con este plazo de dos semanas, pareciera abrirse una pequeña ventana para la diplomacia.
Antes del último estallido bélico, Estados Unidos ya venía teniendo conversaciones bilaterales con Irán. Esta vez, eso sí, sin la participación de potencias europeas como Francia, Alemania o el Reino Unido. Todo parecía estar estancado, pero el conflicto con Israel volvió a ponerlo todo en juego. Y aquí estamos, esperando a ver qué camino tomará la Casa Blanca.
IRÁN SIGUE ATACANDO TERRITORIO ISRAELÍ
Mientras tanto, las imágenes que llegan desde Medio Oriente son alarmantes. Irán continúa atacando territorio israelí, y las tensiones siguen creciendo. Las estelas de misiles, los refugios llenos de familias, y el miedo a una escalada están a la orden del día. La situación es tan delicada que cualquier movimiento en falso puede ser catastrófico.
Y por eso entiendo el peso de lo que Trump dijo. Porque no se trata solo de un gesto político o una jugada electoral, sino del futuro de miles, incluso millones de personas, que podrían verse atrapadas en un conflicto internacional de gran escala.

UNA DECISIÓN QUE VA MÁS ALLÁ DE ESTADOS UNIDOS
Mucha gente se pregunta si esta pausa de dos semanas es una estrategia de Trump o un intento real de frenar la guerra. Personalmente, creo que es un poco de ambos. Está claro que el mandatario, aún sin estar en funciones, sigue teniendo un peso enorme en la política exterior estadounidense, y lo que decida puede inclinar la balanza no solo en Washington, sino en Tel Aviv, Teherán, Ginebra y más allá.
La pregunta ya no es solo si Estados Unidos atacará a Irán, sino: ¿qué tan cerca estamos de una guerra, y quién puede evitarla?
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