
Después de meses de desaceleración, la inflación en Estados Unidos volvió a repuntar en junio de 2025, según el informe publicado por la Oficina de Estadísticas Laborales (BLS). El Índice de Precios al Consumidor (CPI, por sus siglas en inglés) mostró un aumento del 0.3% mensual y una variación anual de alrededor del 2.6% a 2.7%, lo que representa el nivel más alto desde febrero. ¿La causa? Una combinación de mayores precios de la vivienda, nuevos aranceles y ligeras alzas en alimentos y energía.
ESTOS SON LOS PRINCIPALES HALLAZGOS DEL INFORME
Uno de los mayores impulsores de este repunte fue el aumento en el índice de vivienda, que subió un 0.2% en junio. Este rubro sigue siendo uno de los más sensibles para millones de estadounidenses, ya que los costos de alquiler representan una gran parte de los gastos mensuales.
A esto se sumó un alza del 0.9% en energía, impulsada por un incremento del 1% en el precio de la gasolina. El índice de alimentos también subió, aunque de manera moderada: 0.3% en total, con alimentos en el hogar subiendo 0.3% y fuera del hogar 0.4%.

Pero más allá de los números del mes, lo que más preocupa a los analistas es el efecto de los aranceles. Desde principios de año, el gobierno ha implementado nuevas tarifas sobre ciertos productos importados, como electrodomésticos, componentes electrónicos y muebles. Estos costos adicionales ya están comenzando a trasladarse al consumidor final, lo que presiona los precios al alza y plantea dudas sobre la dirección futura de la inflación.
¿QUÉ HARÁ LA RESERVA FEDERAL AL RESPECTO?
Con este panorama, las miradas se dirigen ahora a la Reserva Federal (FED). Durante los primeros meses del año, los mercados confiaban en una reducción de tasas de interés hacia la segunda mitad de 2025. Pero este inesperado rebote podría hacer que la FED adopte una posición más cautelosa. Si bien no se espera un nuevo aumento de tasas, es muy probable que cualquier recorte se postergue hasta tener mayor claridad sobre si esta alza es pasajera o el inicio de una tendencia más persistente.

El impacto de estos cambios se sentirá más allá de las estadísticas. Un aumento sostenido en los precios del alquiler, por ejemplo, puede reducir el poder adquisitivo de los hogares de clase media y baja, generando mayor presión en un mercado ya tensionado. Y si los aranceles siguen filtrándose en los precios de productos esenciales, el golpe podría extenderse a sectores como el automotriz, la tecnología y el comercio minorista.
Por ahora, la FED parece inclinada a mantener una postura de espera y observación. Los próximos informes de inflación, junto con los datos del mercado laboral y del gasto del consumidor, serán determinantes para definir los pasos a seguir. El equilibrio entre sostener el crecimiento económico y contener los precios sigue siendo delicado.
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