"Crónica de  una injusticia", por Arturo León. (Foto: AFP)
"Crónica de una injusticia", por Arturo León. (Foto: AFP)
Arturo León

Paolo Guerrero se toma el rostro. Advíncula se persigna. Ramos mira a la hinchada y aplaude. Yotún patea el césped. Cueva sigue sin olvidar el penal. Abel Gamarra lo consuela. Rodríguez tiene el rostro desencajado. Se queda Jefferson Farfán en el campo. Se quiere ir, pero es el elegido por FIFA para hablar con la TV oficial. Romina, jefa de prensa, lo espera. El resto avanza. Hay una mezcla de emociones intensas. Algunos siguen (seguimos) sin entender nada. Sin entender por qué no entró el taco de Paolo, el penal de Cueva y el derechazo de Farfán. Tendrán que pasar unas horas para dar la vuelta a la página. No pueden ser días. No lo va a permitir el cuerpo técnico. Toca Francia, falta Australia. Yo sé que no es fácil. Es fuerte, muy fuerte. Y merecer no sirve de nada. Menos en el Mundial. Pero vamos, 4.052 hinchas, 300 voluntarios y hombres de seguridad, 100 periodistas, 80 fotógrafos y ocho invitados de honor de la FIFA llegaron a la misma conclusión esta noche en Saransk: Perú fue más y mejor que Dinamarca.

—Desde el inicio—

Qué locura. Es cliché y todo lo que quieran, pero estar aquí es un sueño. El estadio tiembla, en serio. Tiembla porque 35 mil peruanos lo tomaron. La selección peruana es local en la República de Mordovia. Los jugadores no los miran, pero saben que están ahí. Tanto que salen a jugarlo con una confianza única. Farfán y Cueva presionan a los centrales y generan errores. Yotún está fino. Los tres que juegan por detrás de Jefferson se entienden de maravilla. Controlamos los balones aéreos. Controlamos a Eriksen. Yotún, Tapia y Flores le pegan de afuera. Sin suerte, pero intentan. Sí, Perú es superior. Carrillo tuvo el gol. Schmeichel se lo impide. Qué buenos 15 minutos de Perú.

—El penal—

Bakary Gassama nunca lo sabrá, pero por unos minutos fue amado por 30 millones de peruanos. Su decisión de mirar el VAR le permitió hacer justicia: penal contra Christian Cueva. Perú ya no tenía la intensidad de los primeros minutos, pero seguía jugando mejor. Era momento de demostrarlo en el marcador. No puedo explicar lo que sentí al ver que la pelota se iba rápidamente arriba del arco danés. No estaba preparado. Nadie, creo.


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—El gol danés—

La única oportunidad en la que Dinamarca encontró a Perú sin sus líneas bien ordenaditas fue en el gol. Tapia y Yotún quedaron lejos de los cuatro defensas. Eriksen lo aprovechó. Trauco se quedó enganchado y Poulsen habilitado. Su definición fue precisa ante un Gallese que salió rápido. De Dinamarca no recuerdo mucho más.

—El plus de Paolo—

Sin él jugamos bien. Con él, mucho mejor. Se abraza con ‘Orejas’. Ingresa, la para con el pecho y habilita a Cueva. Es el Paolo de siempre. Segundos después, cabecea un centro de Carrillo que ataja Schmeichel. Pero el momento en que casi se cae el estadio fue cuando por poco anota lo que hubiera sido el mejor gol del Mundial hasta ahora. En cámara lenta la pelota pasó pegadita al palo. El taco de Guerrero quedará como un lindo recuerdo, y en el 2019, cuando sea 16 de junio, celebrará su primer cumpleaños en todos los sitios online. Paolo no puede ser suplente. Lo escuché como 20 veces luego del partido.


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—Carrillo de otro nivel—


No podía cerrar sin hablar del futbolista más desequilibrante que tiene la selección en ataque. Verlo desbordar sobre el final, con esa velocidad, deja impresionado a cualquiera. En este Mundial será él referencia para hablar de otros cracks. Farfán no la pudo meter. Como Cueva, Flores y Guerrero. No importa. Terminó el partido, pero no el Mundial

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