Redacción EC

Además de las muertes y contagios, la actual de coronavirus ha tenido un alto impacto en la economía global. Según la Organización Internacional del Trabajo (OIT), uno de cada seis jóvenes ha dejado de trabajar desde que inició la epidemia y si no se toman medidas pertinentes podría acabar con hasta 25 millones de puestos de trabajo.

MIRA: “Steve Jobs no estaría feliz de que su esposa esté desperdiciando el dinero que le dejó en una fracasada revista”

Precisamente la búsqueda de una solución ha provocado un nuevo debate en Alemania, donde el mayor sindicato de trabajadores del país y de Europa, IG Metall, ha propuesto implementar una semana laboral de cuatro días.

Jörg Hofmann, presidente de IG Metall, comentó en una entrevista con el diario Süddeutsche Zeitung que esta propuesta forma parte de un paquete que negocian actualmente e incluiría “cierto ajuste salarial”, además de amortiguar el parón económico y desincentivar los despidos en las empresas.

La idea ha sido respaldada por la izquierda alemana, entre ellos por Katja Kipping, copresidenta del partido Die Linke quien agregó que buscaría acompañar la propuesta por un pedido de 30 horas laborales semanales y subvenciones estatales. Sin embargo, a la vez, ha sido rechazada por gremios como la Federación Alemana de Asociaciones de Empleadores, donde consideran que es el peor momento para aplicar una reforma de este tipo por el impacto que tendría en la productividad.

Los expertos en el tema también se muestran divididos, entre quienes consideran la idea como un “peligroso sinsentido” y quienes abogan por dar mayor flexibilidad en las jornadas.

El tema -y debate en torno a él- ya ha sido planteado e implementado en otros lugares del mundo, dejando diferentes experiencias e indicadores que podrían ser tomados en cuenta para el caso alemán.

En el 2018, la compañía de seguros neozelandesa Perpetual Guardian realizó un experimento en el que implementaba una semana laboral de cuatro días, dando como resultado un aumento del 20% en su productividad y 45% en el equilibrio entre la vida laboral y social de sus empleados. Los indicadores fueron tan buenos que decidieron mantener este método.

En la planta de Toyota en Gotemburgo, Suecia, desde hace 14 años se viene trabajando en jornadas similares, dando como resultados menos reclamos de clientes, menos bajas de personal y aumentos de productividad.

Este 1 de enero, en España, la firma de desarrollo digital Software Delsol fue la primera de ese país en implementar una medida similar, dando como resultado un total de 36 horas laborales a la semana consiguiendo una mejor significativa en la “sensación psicológica” de sus trabajadores, según testimonios recogidos por el diario El Confidencial.

Situaciones similares registraron las filiales de Yahoo y Microsoft en Japón, donde la productividad incrementó en un 40% cuando implementaron la semana laboral de cuatro jornadas.

Sin embargo, experiencias como las del estado de Utah, en Estados Unidos, que en el 2008 aprobó esta medida para los trabajadores públicos, provocaron un aumento en las quejas ciudadanas respecto a la deficiencia en los servicios públicos.

Sectores como los restaurantes y otros negocios dedicados al turismo, donde las propinas son parte importante del ingreso económico de sus trabajadores, también aseguraron que esta medida reducían el dinero que ganaban sus empleados.

Lo innegable, sustentado por diversos estudios científicos realizados durante los últimos 50 años, es que una semana laboral más corta aumenta la felicidad en los trabajadores y reduce considerablemente no solo los niveles de estrés sino también los niveles de contaminación.

En el 2015, por ejemplo, la Universidad de Warwick realizó un experimento de dos años con 700 trabajadores a los que les recortaron la jornada laboral de diferentes formas. Los resultados arrojaron una mejora en los niveles de estrés y salud de estos empleados.

Otros estudios han demostrado que los trabajadores están dispuestos a sacrificar hasta el 15% de su salario con tal de conseguir a cambio un día extra de descanso.

Por otro lado, un estudio realizado el mismo año en Suecia por Jonas Nässén y Jörgen Larsson, demostró que por cada 1% de horas de trabajo reducidas hay una caída del 8% en el consumo de energía y emisiones de gases de efecto invernadero que registra una persona.

El reto más grande, por el momento, residiría en establecer una escala remunerativa que se ajuste a esta nueva modalidad. Pues, si bien ejemplos como el de Perpetual Guardian demostraron que en algunos casos se puede mantener el mismo sueldo con menos horas, otros casos como el llevado a cabo en la alcaldía de Gotemburgo -donde 70 enfermeras y enfermeros de adultos mayores pasaron a trabajar jornadas de 6 horas cobrando lo mismo- se suspendió tras 18 meses porque representaba un costo de 1,3 millones de dólares extra, principalmente por haber contratado a más personal para cubrir los espacios vacíos.

Por otro lado, nunca está de más recordar que el éxito de este tipo de propuestas está directamente relacionado con la situación laboral de cada país. En el Perú, donde se estima que apenas el 30% del empleo es formal, medidas como estas deben estar precedidas de un plan mucho más amplio para poseer un verdadero impacto en la población.

VIDEO RECOMENDADO

India superó los 4 millones de contagios de COVID-19
India ha registrado un aumento vertiginoso y preocupante de los casos de coronavirus y rebasó el sábado los cuatro millones de contagios, una cifra solo superad

TE PUEDE INTERESAR