Julian Assange probablemente ha visto en los últimos 12 meses tan poco sol como el resto de los londinenses. Pero la diferencia es que el australiano hace casi un año que no sale a la calle.
El fundador de la plataforma Wikileaks y pionero en las revelaciones de secretos de Estado huyó el 19 de junio de 2012 en una acción espectacular a la embajada de Ecuador en Londres. De este modo buscaba evitar la extradición a Suecia, y eventualmente después a Estados Unidos. En Suecia tiene una orden de captura pendiente por presuntas agresiones sexuales. Assange hace un año que no ha salido de la legación diplomática ni ha pisado la calle.
Si pusiera un pie fuera de la puerta del edificio de ladrillos rojos en el que se encuentra la embajada, sería detenido de inmediato por la policía británica, un hecho que no sólo inquieta a este rebelde de la red, sino también a su anfitrión: Ecuador. El ministro de Asuntos Exteriores ecuatoriano, Ricardo Patiño, se reunió hoy con Assange y el lunes conversa con el canciller británico, William Hague, para tratar de encontrar una solución al diferendo. Pero hay poco espacio para el optimismo.
LA SITUACIÓN: CLARA Y DIFÍCIL La situación es clara: Contra Assange, de 41 años, hay una orden de captura a nivel de la Unión Europea. Todas las instancias legales británicas han confirmado que la orden tienen validez, a pesar de estar dictada por un fiscal y no un juez.
Además, con su huida a la embajada sudamericana Assange ha infringido las condiciones para su libertad mientras se procesaba el pedido de extradición. Por lo que ahora hay una razón para detenerlo también según la ley británica.
La intención de Assange al entrar en la embajada en junio de 2013, poco antes de que comenzaran los Juegos Olímplicos en Londres, era clara: Quería atención mediática y sobre todo salir de los juzgados. La vía legal para seguir en Reino Unido prácticamente se había agotado y huyendo a la embajada esperaba que, con ayuda del presidente ecuatoriano Rafael Correa, su situación se resolviera por el camino de la diplomacia en vez de los tribunales.
ASSANGE: ¿SU FIGURA DECAE CON EL PASO DEL TIEMPO? Pero el plan no resultó. Aparte de que Assange se tiene que arreglar con unas condiciones básicas para vivir, la estrella del que fuera el rey de la revelación de secretos se ha ido apagado desde que está en la legación ecuatoriana.
La que fue su fuente para desvelar secretos, el soldado Bradley Manning, aparece como un héroe. Y además el reciente caso de Edward Snowden, que descubrió cómo el servicio secreto estadounidense espía a sus ciudadanos, ha puesto de manifiesto que para hacer revelaciones importantes no se necesita más a Wikileaks. El informático trabajó directamente con medios clásicos como el diario británico The Guardian.
También la cifra de personas que apoyan a Assange va menguando. Su huida a la embajada fue la estocada para algunas figuras conocidas que le habían apoyado económicamente hasta entonces y que habían pagado su fianza como fue el caso de Jemima Khan, que estaba coproduciendo una película sobre Wikileaks. Le di dinero para que pudiera salir libre mientras esperaba el juicio, no para que que se negara a responder, dijo.
NUEVOS Y VIEJOS AMIGOS No obstante, la millonaria defiende la plataforma asegurando que Wikileaks ha demostrado cómo se ha mentido a la gente con las guerras de Iraq y Afganistán. Ha demostrado que había escuadrones de muerte secretos estadounidenses. Y que Pakistán, aliado de Occidente, jugó un doble juego, según escribió en «New Statesman».
Assange ha roto tanto con periodistas como con sus antiguos colaboradores y con el que fuera su abogado Mark Stephens. Ante la embajada en Londres había una decena de personas que mantenían la guardia férreamente al inicio de la petición de asilo. Ahora sólo queda uno. Muchos antiguos colaboradores acusan a Assange de haber traicionado el proyecto de Wikileaks para salvar su propio pellejo.
Sus apariciones en la televisión próxima al gobierno ruso Russia Today, y su pacto con Ecuador, donde según Amnistía Internacional los derechos humanos no siempre se respetan, han sido motivos por los que la lista de amigos de Assange se ha ido reduciendo. Y la embajadora ecuatoriana en Londres, Ana Alba, ha tropezado también con el tema Assange, pues regresa a Quito después de no haber conseguido solucionar el caso, según el diario The Independent.