(Foto: Getty Images)
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Redacción EC

Según el Reporte Mundial de Seguridad en las Carreteras, publicado por la Organización Mundial de la Salud a fines del 2018, el número de personas que muere anualmente en el mundo por accidentes de tráfico es de 1’350.000. Los accidentes de tráfico, además, se han convertido en la principal causa de muerte para las personas de entre 5 y 29 años.

Desde hace casi 20 años, la mayoría de países que luchan seriamente contra este gravísimo problema miran hacia . Las cifras que registra el país escandinavo dan la razón a esta búsqueda de copiar lo que allí se hace.

Una breve comparación de los registros del 2016 -último del que se tiene documentación- lo revela con claridad. En aquel año, en el Perú se registraron 4.286 decesos por accidentes en las pistas y carreteras, lo cual supone una mortalidad de 13,5 por cada 100.000 habitantes. En Estados Unidos perecieron 39.800 personas por la misma causa, para una mortalidad de 12,6 por cada 100 mil habitantes. En Suecia, en cambio, apenas 270 personas perdieron la vida en choques y accidentes, lo cual refleja una exigua mortalidad de 2,8 por cada 100 mil habitantes.

Este ratio de fatalidad es el más bajo del mundo en el grupo de países grandes (con más de 10 millones de habitantes). ¿En qué se basa y cuándo empezó esta historia de éxito?

En 1997, las autoridades suecas se autoimpusieron una meta extremadamente ambiciosa: que el número de muertos por accidentes de tránsito llegase a cero. Para reforzar el concepto, el programa que se puso en marcha se llamó “Vision Zero”, un conjunto de políticas públicas destinadas a eliminar muertes y lesiones graves en las vías. Si aquel año, hace 22 ya, el número de muertes en las carreteras alcanzó las 543, hoy este se ha reducido a la mitad, un logro del que ningún país puede preciarse.

Estas son algunas claves de Vision Zero:

Límite de velocidad. Varias calles en las ciudades fueron rediseñadas para obligar a conducir a velocidades reducidas. “Si ocurre algo, duele menos”, reza uno de los lemas de Anders Lie, una de las autoridades del tránsito. Se prioriza la seguridad antes que la velocidad o la conveniencia. El límite de velocidad en las carreteras nacionales es de 80 km/h, en las autopistas es de 120 km/h y dentro de las ciudades no se puede ir a más de 40 km/h.

Obstáculos y control. El modelo es favorable a las rotondas, rompemuelles y barreras entre las veredas y calles. Esto puede aumentar la cifra de choques y heridos leves, pero ha reducido a su mínima expresión los accidentes graves. Lo mismo ocurre con las zonas peatonales y las barreras de separación entre autos y bicicletas. Hay 12.600 lugares seguros para cruzar, lo cual ha redundado en un menor número de peatones fallecidos en los últimos 5 años.

Sistema de radares. Por todo el país hay repartidos unos 1.500 radares para controlar la velocidad, aunque se dice que solo uno de cada diez está activado actualmente porque “se viene apostando por la confianza entre ciudadanos y ciudadanía”. De acuerdo con Lie, las multas oscilan entre 150 y 250 euros (170 a 280 dólares). “Pero no emitimos muchas”, dice Lie, para quien las cámaras no deben convertirse en una máquina recaudadora para el Estado sueco.

Controles de alcoholemia. El límite de alcohol en la sangre se ha reducido de 0,5 miligramos por litro en aire respirado a 0,2 miligramos. Más allá de ese margen, hay multa o retención del permiso de conducir. Además, la mayoría de buses cuentan con dispositivos para controlar el nivel de alcohol, los cuales impiden encender el motor si el conductor no está totalmente sobrio. Más de un tercio de los taxis también posee esta tecnología.

Carreteras seguras. Unos 1.000 km de vías de doble sentido tienen barreras dobles que evitan las colisiones frontales. Con ello se ha reducido el número de accidentes en un 90%.

Análisis de accidentes. Cada uno de los accidentes mortales es examinado al dedillo. ¿Cómo se produjeron las heridas? ¿Pudo tener que ver el trazado de la carretera? ¿Fue por exceso de velocidad? ¿Llevaba puesto el cinturón de seguridad? ¿Alguien se cruzó intempestivamente en el camino? “Lo que se ha constatado, en la mayoría de veces, es que se trata de gente normal que comete errores normales. Puede pasarle a cualquiera en cualquier día”, refiere Lie.

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