Las autoridades del Reino Unido retuvieron hoy durante nueve horas en el aeropuerto de Heathrow al compañero del periodista del diario británico The Guardian Glenn Greenwald, que divulgó las revelaciones del ex agente de inteligencia estadounidense Edward Snowden.
David Miranda, de 28 años, hacía escala en Londres desde Berlín para volver a Río de Janeiro, donde vive con Greenwald, cuando fue retenido por las fuerzas de seguridad bajo el amparo de una legislación contra el terrorismo que permite detener e interrogar a individuos en aeropuertos, puertos y zonas fronterizas, informó The Guardian.
NUEVE HORAS DETENIDO Y DESPOJADO DE PERTENENCIAS El compañero de Greenwald fue puesto en libertad tras nueve horas, el tiempo máximo que la ley permite retener a una persona sin presentar una acusación, si bien los agentes le confiscaron los equipos electrónicos que llevaba, incluidos el teléfono móvil, el ordenador portátil, cámara de fotos, tarjetas de memoria, discos DVD y consolas de videojuegos, según el periódico británico.
La sección de la ley que se aplicó a Miranda, llamada Schedule 7, se redactó para poder retener e interrogar a individuos que participan en actividades terroristas que viajan para planear, financiar, entrenar o cometer sus ataques, según divulga en su página web el ministerio de Interior británico.
GREEN WALD Y EL ESPIONAJE DE EE.UU. Desde el pasado 5 de junio, Greenwald ha escrito una serie de artículos en The Guardian en los que describe los programas de vigilancia que la Agencia Nacional de Seguridad Estadounidense (NSA) mantiene en Internet, a partir de la información desvelada por Snowden.
La organización Amnistía Internacional (AI) emitió un comunicado desde su sede en Londres en el que consideró que la detención de David fue ilegal e inexcusable.
Fue detenido bajo una ley que viola cualquier principio de justicia. Su detención muestra que la ley se puede utilizar para llevar a cabo venganzas mezquinas, afirmó la directora del departamento de Legalidad Internacional de AI, Widney Brown.
Sencillamente, no existe base alguna para creer que David Michael Miranda suponga una amenaza de ningún tipo para el Gobierno británico, afirmó Brown.