El salvadoreño que sobrevivió más de un año a la deriva en el océano Pacífico, tuvo este miércoles un emotivo encuentro con familiares y antiguos vecinos en su Garita Palmera natal, 118 km al suroeste de

"Estoy feliz de estar de nuevo aquí con mi familia, es un regalo de Dios", fueron las primeras palabras de Alvarenga al bajar del automóvil que lo condujo desde la capital, San Salvador, hasta el caluroso cantón costeño donde fue recibido por sus padres, Ricardo Orellana y María Julia Alvarenga, su hija, Fátima, y su esposa, Arely.

El alcalde de la ciudad de San Francisco Menéndez, José Narciso Ramírez, conocido popularmente como "Chicho", acompañó al náufrago en su llegada a casa de sus padres y le prometió ayuda para "rehacer su vida".

Alvarenga, quien vivía indocumentado en México, no regresaba a Garita Palmera desde hacía ocho años y en ese tiempo no se había comunicado con su familia.

Abrazado a su hija Fátima, de 14 años, José Salvador comentó en voz baja que en un principio, cuando la vio, no logró reconocerla "porque está muy grande".

"NO QUIERO QUE SE VAYA"
Con una camiseta con la leyenda "Visit Marshall Islands" (Visite las islas Marshall), que le trajo su padre del sitio en que fue rescatado el pasado 30 de enero, Fátima se mantenía aferrada a José Salvador.

"Lo quiero mucho, no quiero que se vuelva a ir nunca", dijo la niña de ojos negros, piel morena y cabello ondulado, con una sonrisa que expresaba la alegría del encuentro.

Arely Barrera, de 36 años, la esposa de la que el náufrago se había separado antes de trasladarse a México, también lo abrazó y besó en la mejilla.

"Estoy feliz de que haya vuelto", dijo Areley ante una veintena de periodistas agolpados en un pequeño corredor en casa de los padres de Alvarenga.

"No sé si voy a vivir aquí, pero quiero darles las gracias a todos por el apoyo que me han dado, aún me siento enfermo y cansado", aseguró Alvarenga, quien vestía una camisa de mangas largas color azul a rayas blancas.

"Estoy feliz de que mi hijo esté en su hogar, para mí él ha nacido de nuevo", declaró Ricardo Orellana, el exultante padre, quien también llevaba puesta una camiseta con temas alusivos a las Islas Marshall.

"Si él así lo desea, puede trabajar conmigo en la agricultura, o como panadero, pues aquí tenemos un horno para que él pueda rehacer su vida", agregó.

UNA CANCIÓN PARA EL NÁUFRAGO
Pero la alegría no fue solo de su familia: una decena de vecinos que conocían a José Salvador desde su infancia, le dieron la bienvenida y uno de ellos, Vicente Saavedra de 87 años, se fundió en un abrazo con el náufrago y le cantó una canción que le compuso.

"Me recuerdo que te conocí cuando eras un niño, hoy estás de nuevo aquí, Dios así lo quiso", entonó con voz fuerte el anciano.

Mientras José Salvador se reunía con su familia, en las calles de Garita Palmera -un cantón costeño con 9.400 habitantes- la vida transcurría con normalidad, sin algarabía.

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