Francisco, en uno de sus comentarios más conciliadores de un Papa sobre los gays, dijo que no deben ser juzgados o marginados y deben ser integrados en la sociedad, aunque reafirmó las enseñanzas de la Iglesia Católica de que los actos homosexuales constituyen un pecado.
En una conversación de 80 minutos con periodistas a bordo de su avión tras una visita de una semana a Brasil, el pontífice argentino dijo además que la Iglesia no revisará su prohibición de que las mujeres ejerzan el sacerdocio y pidió transparencia en el banco del Vaticano sacudido por escándalos financieros.
Y aunque rechazó la discriminación de los homosexuales, Francisco se refirió a la catequesis universal de la Iglesia Católica que dice que aunque la orientación homosexual no es pecaminosa, los actos homosexuales sí lo son.
Si una persona es gay y busca a Dios y tiene buena voluntad, ¿quién soy yo para juzgarlo?, dijo el Papa, en su primera conferencia de prensa desde su elección en marzo.
El Catecismo de la Iglesia Católica lo explica muy bien. Dice que no deben ser marginados debido a esto (su orientación) pero que deben ser integrados en la sociedad, agregó, hablando en italiano.
Francisco aterrizó el lunes en Roma tras un viaje de una semana a Brasil, donde fue ovacionado el domingo por más de tres millones de personas durante una misa en la playa de Copacabana de Río de Janeiro.
NO AL SACERDOCIO FEMENINO Consultado sobre la posibilidad de aceptar que las mujeres ejerzan el sacerdocio, el Papa dijo que la prohibición era definitiva. Aclaró, sin embargo, que le gustaría que las mujeres tuvieran roles de mayor liderazgo en su administración y actividades pastorales.
No podemos limitar el rol de la mujer en la Iglesia a monaguillos o presidentas de una obra de caridad. Debe haber más, dijo.
Pero sobre la ordenación de mujeres, la Iglesia ha hablado y dice que no. El Papa Juan Pablo lo dijo con una fórmula que fue definitiva. Esa puerta está cerrada, dijo Francisco aludiendo a un documento del fallecido pontífice según el cual la prohibición es parte de la enseñanza infalible de la Iglesia.