En su solicitud de una ley para extender sus poderes, el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, dijo que a los chavistas nos está prohibido el disfrute de poder.
El discurso de casi tres horas este martes en la Asamblea Nacional fue, en efecto, una disertación sobre la ética que se suele asociar al socialismo, aquel sistema político en el que, en teoría, los gobernantes no poseen el poder, sino el pueblo.
La llamada Ley Habilitante es una facultad de la constitución venezolana que le permite al jefe de Estado legislar por decreto sobre temas que considere urgentes.
Esa es una forma de verla. Y otra, más cercana a los sectores opositores, es como una manera de limitar la influencia de la Asamblea y acumular más poder en la figura del presidente.
Desde hace semanas el oficialismo ha estado hablando de la Ley Habilitante, con la que busca luchar contra la corrupción y lo que llama la guerra económica de la derecha.
Pero hasta ayer no se conocían más detalles de cómo es que pretende usarla después de que tres quintos de la Asamblea la aprueben, en caso de que así sea, en las próximas semanas.
¿Qué quiere hacer el presidente con los poderes especiales?
CORRUPCIÓN Maduro dio algunas pistas de sus objetivos, a pesar de que la mayoría del discurso lo dedicó a hacer, como dijo, reflexiones y propuestas para generar una nueva dinámica nacional.
El presidente quiere promulgar una nueva ética política.
Con la Ley Habilitante, Maduro quiere identificar a los grupos de poder e investigar sus procesos financieros.
El presidente indicó que las compañías aseguradoras y al mercado de valores pueden ser un foco de investigación.
Asimismo, Maduro criticó las prácticas ilegales que se desprenden del sistema de control de divisas (la Comisión de Administración de Divisas CADIVI) que promulgó su antecesor, Hugo Chávez, en 2003.
Llamo al pueblo a no tolerar la corrupción, ni de cuello amarillo, ni de cuello rojo rojito, dijo Maduro. Prepárense para la ofensiva, compañeros.
ESAS MEDIDAS NO SON UN PLAN En declaraciones a los medios después del discurso, el asambleista opositor Julio Borges dijo que las medidas que nos prometen hasta ahora no son soluciones. Esas medidas no son un plan.
Y añadió que para luchar contra la corrupción no hace falta una Habilitante, sino aplicar las leyes que ya hay.
Tal es el nivel de polarización que generan este tipo de polémicas en Venezuela, que el martes durante todo el día las dos tendencia de Twitter más populares eran sobre la Habilitante, una apoyándola y otra en contra.
La última vez que se promulgó una ley como ésta en Venezuela fue en 2010, solicitada por el difunto presidente Chávez para lidiar con las inundaciones que produjeron lluvias torrencial a lo largo del país y decenas de muertos.
Sin embargo, la ley también sirvió para promulgar decretos en muchos otros campos, entre ellos una polémica ley de empleo que firmó Chávez casi 18 meses después.
Muchos sostienen que la Habilitante no se usa como una ley de emergencia, sino como una herramienta para legislar sin el Congreso.
Maduro ya es un político bastante poderoso que, según expresan analistas, ya posee las herramientas legales para cumplir los objetivos que dice querer atacar con el fin de acabar con la corrupción.
Por eso muchos se pregunta para qué más poder.
Para Luis Vicente León, director de la encuestadora Datanálisis, esta ley puede permitirle a Maduro quitarle el espacio de debate a la oposición, que se puede ver incapaz de hacerle escrutinio a las prácticas del presidente.
Además, la oposición puede encontrase en la incómoda situación de rechazar una campaña que lucha contra un mal común, según le dijo a BBC Mundo.
Y el gobierno podrá decirle que favorece la corrupción porque no apoya la ley.
Las leyes habilitantes deben fijar un plazo para su ejercicio. Maduro la pidió por un año.
Un año en el que tendrá permitido por ley el disfrute de poder. Extendido.