La yazidi de 14 años que logró escapar del Estado Islámico
La yazidi de 14 años que logró escapar del Estado Islámico

GDA/ La Nación de Argentina

Un día, les dieron celulares a Shayma y a Narin para que llamaran a sus familiares y les dijeran, a pedido de los yihadistas, que si viajaban al y se convertían al Islam, ellas serían liberadas. "Entendiblemente, no confiaban en , por lo que no hicieron el viaje", expuso la adolescente. 

Los llamados les sirvieron, por lo menos, para saber cómo estaban algunos de sus familiares. "Su viaje había sido casi tan duro como el nuestro: habían llegado al Monte Sinjar, donde EI los cercó y trató de matarlos de hambre.

Después de cinco días así, las fuerzas de rescate kurdas los evacuaron a Siria y luego los llevaron de vuelta al norte de Iraq", contó.

LA HUIDA
Al sexto día en "el palacio", Abu Ahmed y el ayudante se fueron por negocios al Mosul. Cuando el tercer habitante de la casa se fue a la mezquita para la oración nocturna, las chicas yazidíes lograron activar su plan de escape.

"Con nuestros celulares, contactamos a Mahmoud, un amigo sunnita del primo de Shayma, que vivía en Fallujah, para que nos ayudara. Era demasiado peligroso para él para rescatarnos de la casa, por lo que Shayma y yo usamos cuchillos de cocina y cuchillas para carne para romper las cerraduras de dos puertas para salir.

Usando los tradicionales abayas negros y largos que encontramos en la casa, caminamos por 15 minutos a través de la ciudad, que estaba tranquila por las oraciones nocturnas. Entonces Mahmoud llegó y nos recogió en la calle y nos llevó a su casa", contó.

Esa noche, Shayma y Narin se quedaron a dormir en la casa de Mahmoud, donde pudieron alimentarse. Él fue quien gestionó su huida hacia Bagdad con un conductor de taxi contratado, documentos falsos y vestidas como musulmanas.

"Nunca había sentido tanta ansiedad. En cada punto de control, yo estaba segura de que seríamos descubiertas", recordó la joven. Luego se refugiaron en la casa de unos amigos de la familia en la capital iraquí, quienes les dieron nuevos documentos falsos para viajar en avión hacia Arbil, la capital de Kurdistán.

"No creía que éramos libres hasta que el avión tocó el suelo. Luego de permanecer en Arbil durante la noche en la casa de un miembro yazidi del Parlamento iraquí, Vian Dakhil, viajamos hacia el norte hasta Shekhan, a la residencia de Baba Sheikh, el líder espiritual de yazidíes del mundo", prosiguió, sobre la víspera de su reencuentro más esperado.

"Después de tanto miedo por tantos días, abrazar a mi padre otra vez fue el mejor momento de mi vida. Él dijo que había llorado por mí todos los días desde que había desaparecido. Esa noche, nos fuimos a Khanke, donde mi madre se estaba quedando con sus parientes. Nos abrazamos y siguió llorando hasta que me desmayé. Mi mes de calvario había terminado, y sentí que renací", dijo en uno de los fragmentos más emotivos.

"Pero había más malas noticias por llegar. Fue entonces cuando me enteré que Estado Islámico le había disparado a mi hermano en el oasis. Mi cuñada, una mujer muy hermosa, sigue secuestrada en algún lugar del Mosul. Ahora estoy tratando de entender lo que pasó", continuó.

"Nunca podré volver a poner un pie en nuestro pequeño pueblo, incluso si es liberado de Estado islámico, porque la memoria de mi hermano que murió cerca de allí me perseguiría demasiado. Todavía tengo pesadillas y me desmayo varias veces por día - cuando recuerdo lo que vi o imagino lo que habría pasado si Shayma y yo no nos hubiésemos escapado", contó sobre su actualidad.

"¿Qué puedo hacer? Quiero irme de este país por completo. Este país ya no es un lugar para mí. Quiero ir a un lugar donde yo podría ser capaz de empezar de nuevo, si eso aún es posible", reflexionó la adolescente de 14 años hacia el final del relato.

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