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Personas cruzando en moto el normalmente caudaloso río Jialing o cultivos de uvas convertidos en pasas por las altas temperaturas. Una inclemente ola de calor y una severa sequía han dejado impactanes postales en China y tienen a la segunda mayor economía del mundo en alerta máxima. El gigante asiático advirtió esta semana de la “grave amenaza” que las condiciones climáticas suponen para la próxima cosecha de otoño.
El calor no da tregua. Varias grandes ciudades registraron los días más cálidos de su historia, con temperaturas máximas de 45 ºC en el suroeste. Los reportes dan cuenta de que desde el 1 de agosto, más de 200 estaciones meteorológicas situadas en lugares como Zhejiang (este), Chongqing (centro), Sichuan (centro) y Shaanxi (centro) han registrado temperaturas superiores a los 40 ºC.
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El calor es tal que varias provincias han restringido el uso de energía a algunas industrias. En la ciudad de Chongqing las autoridades han limitado las iluminaciones del transporte público y las luces decorativas en las calles.
En cuanto a la sequía, lo más preocupante es la disminución del nivel de agua del río Yangtsé, el más largo de China y principal reserva de agua potable del país. Desde julio, las precipitaciones en la cuenca de ese río han sido un 40% inferiores a las del mismo período del año anterior, lo que representa un mínimo desde 1961.
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El profesor Carlos Aquino, coordinador del Centro de Estudios Asiáticos (CEAS) en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, considera que la situación es bastante seria. El calor extremo y la sequía han marchitado los cultivos y reducido el cauce de los ríos, lo que a su vez interrumpe el tránsito de mercancías.
“El problema se ha concentrado a lo largo del río Yangtsé, que prácticamente irriga un quinto de todo el territorio chino. El 70% de la agricultura china depende del río Yangtsé. Los reportes dicen que ahora el nivel de agua de este río es el más bajo desde 1865, lo que es bastante grave. Y no solo eso, el río Yangtsé es como una arteria importante para China y los bajos niveles de agua están impidiendo que los barcos fluyan”, dice a El Comercio.
Añade que la sequía combinada con las altas temperaturas hacen una combinación peligrosa. “En algunas zonas el calor es el más alto en 60 años, es algo terrible. No hay agua y encima el calor es insoportable”, apunta.
Golpe a la agricultura y a la economía
Los problemas descritos tienen efectos perjudiciales en la agricultura. La sequía es especialmente negativa en los cultivos de arroz y de soja, que requieren mucha agua. Las alarmas se han activado porque en dos meses será tiempo de cosecha y esta podría verse afectada.
El último martes cuatro departamentos gubernamentales chinos lanzaron un comunicado en el que urgían a tomar medidas para proteger los cultivos y que “cada unidad de agua se utilice con cuidado”.
“El calor y la sequía obviamente afectan a la agricultura. Pero incluso ahora la actividad económica ya está siendo afectada, en Chongqing los centros comerciales funcionan de 4 a 9 de la noche, están cerrados durante el día porque no hay electricidad ni aire acondicionado, entonces esto ya está causando tropiezos en el transporte de barcos, en las actividades manufactureras, en el comercio, en la vida diaria”, explica Aquino.
Agrega que China ya tiene casi un mes con este calor y en los últimos días la crisis se ha agudizado lo que ha llevado a suspender la electricidad causando problemas en el transporte, la producción, el comercio y demás sectores.
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A esto se suma el COVID-19. En la ciudad de Chongqing hubo un brote hace una semana y prácticamente han encerrado a los ciudadanos para que se hagan las pruebas de descarte.
Por ello, China vive un panorma incierto a nivel económico. “En enero de este año las autoridades chinas proyectaron un crecimiento de 5.5% anual, lo único que han dicho hasta el momento es que esto ahora parece muy difícil de alcanzar”, recuerda Aquino.
Añade que el último martes se redujo la tasa de interés del banco central por tercera vez este año y que el Fondo Monetario Internacional publicó hace unas semanas una proyección que dice que China probablemente crecería solo 3.3%. “Es bastante complicado lo que está pasando en China ahora”, considera.
Lo positivo para China es que no se espera que necesite importar grandes cantidades de alimentos. Según datos del Departamento de agricultura de EE.UU., el país asiático tiene casi el 70% de todas las reservas de maíz del mundo, casi el 70% de todas las reservas de arroz del mundo, casi el 50% de las reservas de todo el trigo del mundo y casi el 35% de las reservas de toda la soya del mundo.
“Y China en el 2005 importó 10 mil millones de dólares y en el 2020 importó alimentos por 100 mil millones, entonces tiene suficientes reservas para pasar uno o dos años más, parece que estaban preparados para la crisis actual. En el corto plazo no creo que haya un alza en los precios de alimentos en China porque tienen un gran stock de alimentos”, dice Aquino.
Hacer llover
Ante la falta de agua, China ha comenzado a intensificar el uso de lluvias artificiales, las mismas que son provocadas lanzando al cielo proyectiles cargados con yoduro de plata, según mostraron imágenes de la televisión pública CCTV.
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Los reportes de prensa señalan que distintos departamentos meteorológicos de las provincias de Hubei y Hunan están utilizando los “cazadores de nubes”, como se conoce a los aviones que disparan al cielo las sustancias especiales para sembrar nubes y provocar lluvias.
El diario español “La Vanguardia” consigna que el 17 de agosto una abundante lluvia en una ciudad de Hubei alivió las altas temperaturas y la sequía que afectaban la zona. “Para crear estas precipitaciones, los ‘cazadores de nubes’ en el distrito de Xian’an tuvieron que cargar con cohetes durante más de 500 kilómetros”, explica.
“China está utilizando la tecnología para evitar que la situación empeore. China ya había utilizado la lluvia artificial, estaba experimentando con este tipo de cosas a nivel focalizado, pero ahora lo está haciendo a mayor escala y lo va a seguir haciendo”, comenta Aquino.
Si bien la emergencia continúa, ya existen indicios de que el calor comienza a remitir. La Administración Meteorológica de China pronosticó que sobre todo a partir del 26 de agosto, bajarán las temperaturas en la orilla sur del Yangtsé y en algunas zonas de Sichuan, aunque el intenso calor podría continuar en el este de dicha provincia y en Chongqing hasta más adelante.
“Si, como parece, a fines de mes una ola de frío podría venir del norte, esto podría bajar la temperatura, lo que, entre otras cosas, reduciría el gasto enorme por el uso de aire acondicionado y permitiría que las fábricas y los comercios abran. De todas formas esta situación crítica no se irá hasta que acabe el verano, lo que debería ocurrir en un mes si se cumple lo que sucede todos los años”, concluye Aquino.
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