Bagdad. Los milicianos del grupo extremista Estado Islámico mataron hasta 500 civiles iraquíes y desplazaron a 8.000 personas de sus hogares después de capturar la ciudad iraquí de Ramadi, afirmó un funcionario provincial el lunes. Los extremistas fueron de casa en casa en busca de policías y partidarios del gobierno, agregó.
El gobierno iraquí y las milicias chiitas respaldadas por Irán prometieron lanzar una contraofensiva y recuperar Ramadi, la capital de la provincia de Anbar, de abrumadora mayoría suní.
El ministro de Defensa de Irán, general Hossein Dehghan, viajó a Bagdad en una visita sorpresiva para mantener conversaciones urgentes con los líderes iraquíes.
La caída de Ramadi representó una derrota sorprendente para los militares y fuerzas de seguridad iraquíes, que huyeron cuando los extremistas desbordaron las últimas posiciones de las fuerzas del gobierno, pese al apoyo de los bombardeos de la coalición encabezada por Estados Unidos.
Videos en internet muestran vehículos blindados, camiones y otros equipos en desbandada fuera de Ramadi, con soldados aferrados a los costados de los vehículos en un intento por salvar sus vidas.
Desde el viernes, cuando la batalla por la ciudad entró en su etapa final, "calculamos que han matado a 500 personas, civiles y militares", dijo un vocero del gobierno provincial de Anbar, Muhamad Haimur.
Aunque las cifras no pudieron ser confirmadas por fuentes independientes, se sabe que el Estado Islámico ha matado a cientos de civiles y soldados después de sus principales victorias.
Unas 8.000 personas huyeron de la ciudad, dijo Haimour. No estaba en claro cuántos pobladores quedaban en Ramadi, una ciudad de 850.000 habitantes.
Un enorme éxodo ocurrió en abril, cuando según cálculos de Naciones Unidas unas 114.000 personas huyeron de Ramadi y suburbios.
Muchos cadáveres, algunos calcinados, fueron arrojados a las calles o lanzados al río Éufrates, dijo Naeem al-Gauoud, un líder de las tribus suníes que lucharon contra el Estado Islámico en Ramadi.
CALLES DESIERTAS ENTRE EL TERROR
Las calles de Ramadi estaban desiertas el lunes y poca gente se aventuraba a salir de sus casas en busca de alimentos, según dijeron dos residentes por teléfono.
Mientras tanto, los extremistas irrumpían en las casas de policías y miembros tribales partidarios del gobierno, particularmente de la tribu Al Bu Alwan, a treinta de los cuales capturaron, dijeron los residentes.
Los milicianos fueron de casa en casa con listas de supuestos colaboradores del gobierno. Las casas y comercios de propiedad de la milicia suní progubernamental Sahwa fueron saqueados o incendiados.
Los residentes hablaron con The Associated Press con la condición del anonimato por temor a represalias.
Tras tomar Ramadi, el Estado Islámico liberó hoy a decenas de sus simpatizantes de una cárcel militar, informaron fuentes del Ejército iraquí.
Además, los milicianos consiguieron apoderarse en su avance de una gran cantidad de armas, tanques y otros vehículos que las tropas abandonaron al retirarse.
Fuerzas iraquíes y curdas con apoyo de los ataques aéreos de Estados Unidos han liderado avances contra el grupo yihadista, como la recuperación de Tikrit, una ciudad en el norte del país.
Sin embargo, los progresos han sido lentos en Anbar, una provincia suní donde reina un profundo descontento con el gobierno, de liderazgo chií y donde las fuerzas estadounidenses lucharon durante años para repeler una fuerte insurgencia.
Los soldados americanos libraron algunas de sus batallas más sangrientas desde la guerra de Vietnam en las calles de Ramadi y Faluya.
Fuente: AP