"Desplegar este tipo de campañas para poder llegar a todos los rincones del país requiere una movilización logística gigantesca donde el sector privado tiene muchísimo que aportar" (Foto: Midis).
"Desplegar este tipo de campañas para poder llegar a todos los rincones del país requiere una movilización logística gigantesca donde el sector privado tiene muchísimo que aportar" (Foto: Midis).

El enorme impacto que ha tenido la en la economía ha golpeado a todos, pero principalmente a las familias que viven de la economía informal en nuestro país. Familias que dependen de ingresos diarios o semanales y que tienen una oportunidad de ahorro relativamente baja o acceso precario al crédito.

Esto ha hecho que el Perú crezca en pobreza monetaria en 10 puntos porcentuales aproximadamente, retrocediendo lo avanzado en los últimos 10 o 15 años.  Esto representa un tremendo golpe que afecta, principalmente, a nuestra población más pobre.

Un enorme número de peruanos ha tenido, y sigue teniendo, dificultades para suplir sus necesidades alimenticias básica. Por este motivo, es importante que como sociedad no solo nos preocupemos, sino que también, y sobre todo, nos ocupemos en apoyar a este segmento de nuestra población con programas masivos y temporales de alimentación.

Desplegar este tipo de campañas para poder llegar a todos los rincones del país requiere una movilización logística gigantesca donde el tiene muchísimo que aportar. Generalmente se espera que el privado se limite a “donar” los necesarios para que un programa como este camine, lo cual es un error.  Lo que pretendo resaltar en este artículo es que desde el sector privado podemos aportar de una manera mucho más estratégica.

El valor que puede aportar el sector privado está en la gestión logística, en la identificación de la población objetivo, en la gestión de compras, en el soporte tecnológico para la toma de decisiones, en la gestión de los padrones de beneficiarios, así como en la implementación de un centro de comando y control que ayude a gestionar todo el proceso.

Es ahí donde el puede aprovechar las capacidades del sector privado, pero, aunque suene difícil de creer, es lo más complicado de hacer entender a nuestras autoridades. Los alimentos deben ser adquiridos principalmente por el propio Estado, de manera centralizada, y complementados con el apoyo privado, claro está, pero las empresas juegan un papel secundario en ese punto en particular.

Por otro lado, un gran reto en este tema es la selección de los beneficiarios, y es ahí donde el sector privado puede colaborar con sistemas de información que integren data de fuentes privadas y públicas que permitan identificar muchísimo mejor a las personas más vulnerables.

Por último, dada nuestra exposición a desastres de gran magnitud, como el gran terremoto en la costa central del país, inminente en términos geológicos, es importante que como sociedad estemos preparados a tener un sistema rápido y eficiente para poder gestionar en muy poco tiempo, un sistema de apoyo alimentario a la población en momentos de enorme vulnerabilidad.

Hay, pues, mucho por hacer todavía para lograr un trabajo integrado y eficaz entre el Estado y las empresas para beneficio de más peruanos. Es hora de seguir trabajando.