El pasado 26 de enero recibimos con pesar la noticia del fallecimiento de quien se desempeñaba como embajador del Perú en Chile, Jorge Luis Valdez Carrillo, tras más de cuatro décadas de una brillante trayectoria profesional al servicio de los intereses nacionales.
Quisiera reiterar mis condolencias a la familia del embajador Valdez y referirme a un colega y amigo que, además de haber sido uno de los funcionarios más destacados del servicio diplomático, personificó y ahora proyecta –más que nunca– aquellos valores institucionales que han contribuido a cimentar el prestigio de nuestra cancillería en la región y el mundo.
Días antes de su lamentable partida, le comuniqué la decisión institucional de otorgarle la condecoración de la Orden al Mérito del Servicio Diplomático del Perú José Gregorio Paz Soldán, en el grado de Gran Cruz, que reconoce su invalorable aporte al Ministerio de Relaciones Exteriores y a los intereses permanentes del Perú. Aun con su salud gravemente quebrantada, el incansable sentido del deber del embajador Valdez se manifestó en una misiva formal para agradecer el reconocimiento, con la humildad que caracteriza a personas cuya labor es guiada por un profundo espíritu de servicio. A lo largo de su carrera, Jorge Valdez recibió también las más altas distinciones del Estado peruano: la Orden El Sol del Perú y la Orden al Mérito por Servicios Distinguidos.
Jorge Valdez fue partícipe y actor fundamental de episodios trascendentales de nuestra historia diplomática, como el proceso que condujo a la firma de los acuerdos de paz entre el Perú y Ecuador (1998), y la negociación del Acta de Ejecución de 1999 y su reglamento con Chile; el fortalecimiento de nuestra integración y el desarrollo fronterizo con estos países deben mucho a su esfuerzo incansable y creatividad.
Entre otros importantes cargos, se desempeñó, con talento y responsabilidad, como embajador del Perú en Sudáfrica; representante ante las Naciones Unidas; y embajador en el reino de Bélgica, Luxemburgo y la Unión Europea. Fue muy destacada su gestión como director ejecutivo de la Fundación Unión Europea-América Latina y el Caribe, en la que fortaleció la asociación estratégica entre ambas regiones.
Su labor como viceministro y secretario general de Relaciones Exteriores representó la modernización de la gestión y la infraestructura de la cancillería, para beneficio de nuestra institución y del Perú.
En octubre del 2016, Jorge Valdez asumió como embajador en Chile. Sus altas capacidades profesionales e intelectuales y su reconocida calidad personal constituyeron un sustancial aporte para la realización del Primer Encuentro Presidencial y Gabinete Binacional Perú-Chile, así como para que la relación bilateral alcance niveles inéditos. Destaco que el embajador Valdez fue condecorado por el canciller Teodoro Ribera con la máxima distinción del Gobierno de Chile, la Orden Bernardo O’Higgins en el grado de Gran Cruz.
Quisiera añadir, pues considero una dimensión muy valorable de las personas íntegras y correctas, que Jorge Valdez contaba con el profundo afecto de los funcionarios en Santiago, y de todos los que tuvieron la oportunidad de tenerlo como jefe o compañero en sus distintas misiones, incluyéndome. En lo personal, guardo con especial aprecio gratos recuerdos de nuestro común interés por las relaciones económicas internacionales, así como su invalorable consejo a lo largo de mi carrera.
La ética del trabajo y el compromiso con los intereses permanentes del Perú que caracterizaron al embajador Valdez honran a Torre Tagle e inspiran a los diplomáticos de todas las edades a renovar nuestro compromiso con el país y sus ciudadanos.
Sus colegas le rendiremos un homenaje esta semana, que coincide con la presencia de nuestros embajadores en las Américas, develando una placa con su nombre en la sala de conferencias del edificio institucional Carlos García Bedoya, que se puso en valor durante su gestión.