La reciente edición de los tuvo por primera vez en los noventa y cuatro años de su historia un acto de violencia física que dio la vuelta al mundo. fue sancionado luego de darle una cachetada a por haber hecho una broma de mal gusto sobre la calvicie de su mujer. Por ello, no podrá asistir a las ceremonias del Oscar en los próximos diez años, sin embargo, esto no le impedirá recibir los premios que le correspondan. Si lo vuelven a premiar.

La sorprendente bofetada ha alimentado diversas ´teorías´ disparatadas en el imaginario popular que no acepta las explicaciones ordinarias ante los sucesos extraordinarios. Al parecer algunas personas no admiten las explicaciones simples para los grandes acontecimientos de la historia: desde el asesinato de John Lennon a la muerte del líder político y espiritual Ezequiel Ataucusi. La mayoría se resiste a aceptar que Lennon fue asesinado por una persona solitaria que lo único que quería era ser famosa, aunque el mismo asesino luego lo confesara. Por otro lado, los seguidores de Ataucusi insisten en que no murió el año 2000 por insuficiencia renal, sino que fue secuestrado, como de Aeminpu en Colombia.

Lo cierto es que, en muchos casos, las explicaciones simples son las acertadas, tanto en la vida cotidiana como en los acontecimientos asombrosos. Este principio es conocido como la navaja de Ockham o principio de parsimonia: “las explicaciones más simples suelen ser las más probables”. Pero los que inventan las ‘teorías’ conspiranoicas van en contra de los principios científicos y divulgan narrativas que tengan apariencia de verdad para un público fácilmente manipulable que está ávido por consumir historias extravagantes.

Como todo acto público, la mencionada cachetada no podía quedarse sin su complot. Una de las ‘teorías’ sostiene que todo fue planificado por la misma Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas ante la disminución de la audiencia en los últimos años. Tanto Will Smith como Chris Rock, ambos renombrados actores de Hollywood, habrían colaborado para levantar la popularidad de los Premios Oscar llevando a cabo un guion previamente ensayado.

El empresario Brian Lawrence decidió montarse en la ola y llegó al extremo de publicar una foto en su Facebook donde Chris Rock parece tener una almohadilla en la mejilla donde recibiría la famosa bofetada, lo que confirmaría, sin duda alguna, para los creyentes en esta revelación, que el hecho fue orquestado. Como la trama se construye con la suma de las dislecturas, la tecnología también se puede poner al servicio de la tergiversada maquinaria y, luego de repetir cientos de veces la secuencia, muchos han empezado a ver que Chris se inclina con anticipación para recibir el golpe. Y, por si fuera poco, Jada Pinkett Smith (la esposa de Will) sonríe revelando las reales intenciones de los actores.

Gran parte de las redes ha alabado la conducta de Chris Rock por no responder con violencia a la violencia física y haber mantenido la cordura; sin embargo, otro sector ha tenido una lectura completamente trastocada del hecho y ha acusado a la Academia de racista.

Lo adecuado y propiamente humanista, hubiera sido reportar la broma de mal gusto, criticarla ante la prensa, escribir sobre el asunto, pero no perder los papeles. El hacer bromas desatinadas, aunque para algunos resulten ofensivas, está dentro de nuestro derecho a la libre expresión. Dichas bromas pueden ser criticadas de la misma manera, pero la violencia física no debe ser tolerada. El señor Smith hubiera podido contener sus impulsos violentos y cuestionar la actitud de Rock minutos después en su discurso, en el que se disculpa ante la Academia, pero no ante el agraviado. Espero que este hecho único en la historia de los Premios Oscar no se vuelva a repetir.


Víctor García-Belaunde Psicólogo, filósofo y eticista