He visto una serie de notas que han salido, en la agencia estatal Andina y otros medios de prensa, sobre la pertinencia de cambiar el nombre de la región Lima Provincias por el de región Independencia. Yo personalmente estuve de visita en las provincias de Huaral, Huaura y Barranca el pasado verano, y pude constatar ese clamor generalizado entre las autoridades gubernativas y algunos círculos intelectuales del llamado norte chico.
En principio, aquella parecería una buena alternativa para acabar con las complicaciones que se generan por la duplicidad de circunscripciones políticas dentro del departamento de Lima. Desde que entrara en vigencia la Ley de Bases de la Descentralización (Nº 27783), en el año 2002, el departamento de Lima “convencional” –compuesto de diez provincias– resultó dividido en dos jurisdicciones bien diferenciadas: Lima Metropolitana y Lima Provincias, cada una de ellas con un régimen normativo propio.
Entiendo que el peso de la discusión recae sobre la conveniencia de alterar la denominación de la región Lima Provincias de una manera idónea y eficaz. Vistas las cosas en dimensión histórica, el nombre de Independencia parecería más propio de la región Ica o, por lo menos, de la provincia de Pisco, pues fue allí donde el general José de San Martín desembarcó con la Expedición Libertadora en setiembre de 1820. Este hecho significó un punto de quiebre tan determinante para nuestros antepasados, que a partir del grito de libertad lanzado en Pisco se dio inicio a un nuevo calendario en la comunidad peruana (“¡Libertad en sus costas se oyó...!”, dice la primera estrofa del Himno Nacional). El año 1820 fue considerado el año 1 de nuestra libertad, y luego vendrían el año 2 (1821) y así sucesivamente.
En la coyuntura actual, en que nos alistamos para la conmemoración de los 200 años de vida independiente, tal vez convendría mejor aplicar el nombre de Región Bicentenario. Al realizar esta propuesta no olvido por cierto que en noviembre de 1820, o sea dos meses después del desembarco de la Expedición Libertadora, se declararon independientes del dominio español las poblaciones de Huacho, Huaura, Supe y Barranca, entre otras. Es importante destacar que estas poblaciones, y muchas más de la costa central y norte del país, se adelantaron en varios meses a la proclamación solemne hecha por San Martín en la ciudad de Lima, y merecen por tanto su propia celebración del bicentenario.
Admito que tal denominación podría parecer marcada por circunstancias ‘presentistas’, subordinadas a la coyuntura, lo cual en verdad no tendría nada de malo. Se trata de otorgar su debido relieve a la próxima conmemoración, más aun teniendo en cuenta que no habrá oportunidad de otra celebración semejante en el Perú hasta el lejano año de 2220 (o 2221). ¡Solo la Providencia divina sabe en qué situación se hallará entonces nuestra patria y esta parte del hemisferio occidental!
La discusión sobre el futuro de la región Lima Provincias se halla ahora en manos del Congreso de la República y queda desde luego como un tema abierto, que se podrá nutrir con los comentarios y recomendaciones de la ciudadanía en general. Este hecho supone, en el fondo, el valor trascendental que posee la historia para orientar la evolución de los pueblos y definir su emblemática y toponimia más importante.