Gianfranco Ferrari

El año pasado tuve la suerte de copresidir el evento anual de Perú Sostenible. Durante tres días, se presentaron y discutieron varios temas relevantes vinculados a la sostenibilidad del , desde temas ambientales hasta sociales y políticos. Una de las presentaciones que más me impactó fue la del profesor de la Universidad de Cambridge Mike Hardy. En ella, Hardy explicaba que los países en los que la entre sus ciudadanos y la confianza entre sus ciudadanos y sus líderes eran bajas estaban destinados al fracaso.

¿Cuál es el nivel de confianza entre los ciudadanos peruanos? ¿Y entre los ciudadanos y sus líderes? De acuerdo con el estudio “Interpersonal Trust Across the World” del 2022 de Ipsos, la pregunta de “¿se puede confiar en la mayoría de las personas?” es respondida afirmativamente solo por el 16% de peruanos. Esto contrasta fuertemente con el promedio alcanzado por los 30 países estudiados, que llega al 30% y, más aún, con quienes encabezan la lista: China e India, que logran el 56% de respuestas afirmativas. De hecho, solo hay cinco países con resultados peores que el del Perú, y el último lugar fue ocupado por Brasil, donde solo el 11% de la gente opina que se puede confiar en la mayoría de las personas.

Por otro lado, el Global Trustworthiness Index 2022 de Ipsos también nos da luces importantes sobre el nivel de confianza en el Perú. Según ese estudio, solo el 26% de los peruanos confía en los líderes empresariales, el 20% en la policía, el11% en los jueces, el 10% en los ministros de Estado, el 7% en los servidores públicos y el 7% en los políticos. Respecto a los políticos, jueces y servidores civiles, además, somos el país de los 26 estudiados que menos confía en ellos.

¿Cómo podemos recuperar la confianza en el prójimo en el Perú? El tema es que la confianza es algo que se construye de a pocos y, por ende, toma tiempo construirla. Nadie tiene confianza en otro apenas lo conoce. Es algo que se va ganando con hechos, generosidad y, sobre todo, escuchando y entendiendo el punto de vista ajeno.

La confianza se genera en la medida en que personas con diferentes puntos de vista exponen sus ideas, entienden al otro, ceden en sus posiciones y buscan consensos. Se alimenta encontrando puntos en común al buscar el bienestar mayor, anteponiendo el bien común al beneficio personal. Es sobre esa confianza que las naciones exitosas construyen su éxito y bienestar.

Hoy, por el contrario, en el Perú estamos en el otro extremo. Nadie escucha al otro. Nos hemos acostumbrado a atacar las opiniones sin escuchar las razones detrás de las mismas y sin tratar de entender la historia, cultura y experiencias del interlocutor. Términos como “terruco”, “DBA” o “caviar” son muchos más comunes en la conversación nacional que “consenso”, “acuerdo” o “visión de largo plazo”. No es casual que seamos un país que ha tenido seis presidentes en seis años, y en donde lo que prima en la agenda es la destrucción política en lugar de cómo mejorar la prestación de salud o la calidad de la educación.

¿Estamos entonces destinados al fracaso como país? No lo creo. El profesor Mike Hardy decía en aquella misma presentación que la manera de salir de ese círculo vicioso es dando pasos para recuperar la confianza. ¿Cómo se hace esto entonces? Creo que el principal reto es estar dispuesto a dar ese primer paso, a escuchar al otro sin necesariamente esperar recibir nada a cambio. Ese primer paso para que la otra persona empiece a sentir que puede confiar. Por eso, en mi humilde opinión, lo que cada peruano pueda hacer para empezar a tratar de salir de este enorme lío es empezar a escuchar al otro. Ya sea en la calle, en las redes sociales, en el trabajo, en las aulas o en la mesa del comedor de la casa. Empecemos por ahí. No por tratar de convencer, ni por tratar de ganar la discusión. Por escucharnos.

*El Comercio abre sus páginas al intercambio de ideas y reflexiones. En este marco plural, el Diario no necesariamente coincide con las opiniones de los articulistas que las firman, aunque siempre las respeta.

Gianfranco Ferrari es CEO de Credicorp