"La diplomacia contemporánea conlleva complejos mecanismos, usos, estilos y costumbres que Torre Tagle ha gestionado siguiendo las directrices de los jefes de Estado" (Ilustración: Giovanni Tazza).
"La diplomacia contemporánea conlleva complejos mecanismos, usos, estilos y costumbres que Torre Tagle ha gestionado siguiendo las directrices de los jefes de Estado" (Ilustración: Giovanni Tazza).

Tras presentarse el canciller ante la Comisión de Relaciones Exteriores del Congreso para explicar las circunstancias y la naturaleza del encuentro del presidente Castillo con el señor Maduro, la bancada de Perú Libre emitió el miércoles un pronunciamiento al respecto. En el documento, afirmaban que el canciller y el vicecanciller “han transgredido el art. 118, inc. 11 de la Constitución” y, por ende, demandaban la dimisión de ambos.

¿Qué dice la cita constitucional aludida?: “Corresponde al presidente de la República dirigir la política exterior y las relaciones internacionales; y celebrar y ratificar tratados”.

Escuché la sesión completa en la que se presentó el ministro Maúrtua y en ningún momento menoscabó la atribución exclusiva y excluyente del presidente. Los ataques oficialistas al canciller y al vicecanciller, designados por su Gobierno, carecen de veracidad.

Cuando desde Torre Tagle se afirmó que “el Perú no ha roto relaciones diplomáticas con Venezuela”, era cierto. Cuando también se señaló que las relaciones con Venezuela se encuentran “a nivel consular”, era cierto. Cuando se confirmó que el encuentro presidencial no figuraba en la agenda oficial, era cierto. Cuando se afirmó que las conferencias multilaterales eran las propicias y usuales para encontrarse como lo hicieron Maduro y Castillo, era también cierto.

Lo afirmado concuerda con lo declarado por el presidente y por su anfitrión bolivariano, por cuanto señalaron haber abordado la problemática de los venezolanos en el Perú buscando acuerdos. Cabe resaltar que ahora estos están en gestación en el estricto marco de las relaciones consulares.

Lo expresado y gestionado por Torre Tagle está previsto en las Convenciones de Viena, en nuestra Constitución y en nuestras leyes. No ha habido, pues, infracción alguna. El canciller ha asistido al jefe del Estado en el ejercicio de sus atribuciones en Lima, así como en México y en los Estados Unidos. Es más, en dicha sesión, el ministro Maúrtua rechazó tajantemente menciones que consideró inapropiadas por parte de un congresista de Fuerza Popular respecto del presidente.

La República nace con Torre Tagle dado que la primera manifestación que se reconoce a un naciente país es la facultad de establecer relaciones exteriores y legaciones recíprocas con otras naciones, construyéndose así la institucionalidad necesaria para velar por sus intereses en el mundo. Hoy, es nuestra profesional cancillería.

Esto se vislumbra con nitidez en occidente desde el Renacimiento. Es justamente en la cancillería veneciana donde se originan los primeros informes periódicos que comienzan a remitir sus embajadas ya residentes en los Estados ante los cuales estaban acreditadas.

Lo antedicho, en forma alguna, opaca la tarea de las embajadas concurrentes y de las delegaciones plenipotenciarias e itinerantes, como las enviadas por el Perú durante los conflictos de Falso Paquisha en 1981 y del Cenepa en 1995.

La diplomacia contemporánea conlleva complejos mecanismos, usos, estilos y costumbres que Torre Tagle ha gestionado siguiendo las directrices de los jefes de Estado. Nuestra política exterior favorece sustantivas relaciones y equilibrios, rehusando declaraciones altisonantes para preservar el recíproco lenguaje diplomático y evitar, entre otros, el maltrato a los mandatarios.

Torre Tagle, representando al Perú, ha sido y es una gran gestora de nuevos derechos internacionales, recibiendo siempre el reconocimiento y el respeto de la comunidad regional y global. Son múltiples las iniciativas peruanas o sustantivamente enriquecidas por nuestra diplomacia que son consideradas como aportes peruanos a la paz, a la seguridad, al desarrollo, a la cooperación y al mejoramiento de las relaciones internacionales.

El pronunciamiento de la bancada del gobierno evoca al excanciller Porras Barrenechea como ilustre modelo y aciertan. Pero sospecho que pocos de sus honorables miembros conocen de su prolífica existencia o algo han leído de sus ilustradas obras.

La embestida pretende golpear al plexo de los intereses permanentes del país, desnuda la intención desestabilizadora a nuestra primera línea de defensa nacional, resultando reprochable e inaceptable. Nuestra cancillería no puede ser objeto de maltrato, ignorancia y ventajismo con inocultables propósitos de copamiento.

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