"Frente a la situación de este nudo gordiano, la pregunta que muchos se hacen es: ¿será el gobierno, a través de sus principales representantes, quien haga la labor de Alejandro Magno?". (Ilustración: Giovanni Tazza)
"Frente a la situación de este nudo gordiano, la pregunta que muchos se hacen es: ¿será el gobierno, a través de sus principales representantes, quien haga la labor de Alejandro Magno?". (Ilustración: Giovanni Tazza)
Jorge Muñiz Ziches

Cuenta la leyenda que en la antigua ciudad de Frigia vivía el rey Gordios, quien elegido rey ató su carro y lanza con un nudo que nadie podía desatar y predijo que quien consiguiese hacerlo conquistaría Asia. Alejandro Magno, camino a la conquista del Imperio Persa, llegó a Frigia y retó la leyenda cortando con su espada el nudo y proclamando: “Da lo mismo cortarlo que desatarlo”. En otras palabras: “Da igual cómo se haga, lo importante es que se consiga”.

En el Perú vivimos un auténtico nudo gordiano. Como varios economistas y demás entendidos han señalado, el país está prácticamente parado. La cadena de pagos se ha roto y, lo que es peor, la tasa de desempleo ha subido dramáticamente.

Hay varias razones que explican esa situación, tanto de carácter delincuencial, político, social o hasta internacional (por los cambios en la economía mundial). En nuestra opinión, quizá la razón principal es que los servidores públicos encargados de la administración y ejecución de los proyectos esenciales de infraestructura y adquisiciones han decidido no arriesgarse. No quieren ser perseguidos ni acusados ni mucho menos, como ha ocurrido en algunos casos, procesados penalmente sin una causa debida.

Es obvio que para evitar que esto ocurra, lo que se debe lograr es una adecuada transparencia en los procedimientos del sistema de supervisión pública, así como promover una mayor eficiencia en la calidad y en los costos de los bienes y servicios que el Estado debe adquirir tanto en compras estatales como en concesiones públicas. Es verdad que hay funcionarios que han delinquido y que han sido procesados con el sistema actual; pero a la gran mayoría de servidores públicos, así sean inocentes, el temor los lleva a no firmar nada y a preferir encarpetar todo proyecto y obra y dejar pasar el tiempo.

La problemática no se circunscribe a si las funciones y composición de la Contraloría General de la República o del Organismo Supervisor de Contrataciones del Estado (OSCE) son cumplidas a cabalidad. También la prensa juega un papel importante, ya que a veces es eco de denuncias escandalosas sin verificar y que no tienen un correlato en la realidad.

Así, frente a la situación de este nudo gordiano, la pregunta que muchos se hacen es: ¿será el gobierno, a través de sus principales representantes, quien haga la labor de Alejandro Magno?

Tarea difícil, porque el tiempo que les queda no sería suficiente para una transformación real del sistema del servicio público. Atrás quedaron los famosos proyectos de ley para mejorar la carrera administrativa y los derechos y obligaciones de cada servidor público. Incluso hoy se ahonda en el problema porque, de prosperar un proyecto de ley presentado por la contraloría, los servidores públicos ya no podrán ser defendidos por las instituciones a las cuales prestaron servicios a través de asesorías legales contratadas especialmente para tal fin. Es decir, están solos ante cualquier acusación que se les plantee.

Una salida inmediata –que podría representar la espada de Alejandro Magno– sería la contratación de entidades internacionales que se encarguen de la convocatoria, evaluación y ejecución de las propuestas que el gobierno tenga que hacer para sus principales obras de infraestructura y adquisiciones de gran envergadura.

Este es el concepto del ‘procurement’, al que algunos países recurren para evitar la corrupción interna de los funcionarios que tendrían que decidir a quiénes otorgan una concesión o la adquisición de bienes y servicios. En estos casos, entidades internacionales especializadas identifican y ubican la fuente de suministros y de esta manera preparan la lista de proveedores correctos y oportunos que garanticen un buen precio y calidad en los productos o servicios a adquirir. La adjudicación de estas licitaciones internacionales estaría en manos de entidades que no tengan ningún vínculo con el Perú y que resguardan con mucho celo su eficacia, así como su integridad.

El caso es complejo, pero la urgencia de la crisis económica del país lo requiere; como dijo Alejandro Magno: “Da igual cómo se haga, lo importante es que se haga”.