Antes de ingresar a la tribuna de prensa del estadio Maracaná todos los periodistas le hacen la misma pregunta a los agentes de FIFA. ¿A qué hora sale el castigo a Luis Suárez? Estamos a quince minutos de que se inicie el partido entre Ecuador y Francia pero la mirada de muchos está en esa impresora inmensa del Media Center desde donde saldrá el comunicado del Comité de Disciplina. En un Mundial con muchos goles y con generosas propuestas tácticas, el tema del momento fue una agresión física, una bestial mordida de este delantero uruguayo al italiano Giorgio Chiellini. De goleador feliz ahora pasó al rincón de los acusados con sentencia pendiente, Suárez en estos momentos debe estar apretando “F5” cada dos minutos en su computadora para saber si podrá seguir en el Mundial o si tendrá que regresar a casa.
¿Merece un castigo Luis Suárez? Sí, ha violado más de dos reglamentos del Comité de Disciplina FIFA y, lo peor de todo, es que hay reincidencia. Si se siguen los procedimientos regulares, no veremos a Suárez con su selección hasta la Copa América de Chile 2015. Pero el debate no se reduce a la posible sanción. Todo el mundo entró al debate con pasión ante la brutal acción del atacante charrúa. Dos posiciones muy marcadas: los que piden cárcel para Suárez y los que defiendan al celeste bajo el argumento de “en el fútbol todo vale”.
Por eso es importante hacer una precisión. Es cierto que Suárez y los chicos de la selección uruguaya nos agarran a bofetadas todo el tiempo con su amor propio y su raza guerrera. Nadie duda de eso, todos estamos de acuerdo en que los jugadores peruanos no tienen esas convicciones de morir en cada jugada. Los celestes despiertan envidia, el país más chico tiene el corazón más grande. Son mundialistas casi siempre ganando partidos con sangre, sudor y lágrimas. Todo eso es verdad. Pero justificar la mordida de Suárez (el más desafortunado homenaje a Mike Tyson de la historia) con el argumento de la garra charrúa es un soberano disparate.
A muchos de los críticos de Suárez les han dicho que “no saben nada del fútbol”. Claro, como si todos los domingos en los estadios viéramos gente mordiendo a otros. El fútbol es un deporte de roce, hay que meter la pierna fuerte sin miedo a nada, hay que ir con alma de gladiador a un córner, hay que devolver si te dan. Lo de Lucho Suárez es distinto, fue un comportamiento desleal con un colega de profesión. La reincidencia lo condena. Son las 5 de la tarde en Río de Janeiro y FIFA informa que Uruguay presentó sus defensas. Será difícil. A Suárez, según comentan por aquí, no lo salva ni una mano en la línea del arco en el minuto noventa.