Editorial: El principio del fin del chavismo
Editorial: El principio del fin del chavismo

El Consejo Nacional Electoral de emitió la madrugada de ayer un primer boletín oficial con resultados irreversibles sobre las elecciones legislativas celebradas el domingo. El documento indica que la coalición opositora al régimen chavista –la – logró la victoria electoral y, con ello, una mayoría en la Asamblea Nacional.

Minutos después, en un mensaje a la nación, el presidente , al momento de aceptar la derrota, afirmó confiar en la voluntad del electorado e invitó a la “unión de los revolucionarios, de los chavistas”. 

Las declaraciones del jefe de Estado, sin embargo, deben ser tomadas con cautela, pues solo semanas atrás él mismo pronosticaba que el chavismo lograría el triunfo “sea como sea”, sin descartar con ello una salida golpista ante un resultado adverso. “La revolución triunfa el 6 de diciembre [...] porque si no, nos vamos para las calles y en las calles nosotros somos candela con burundanga. Oyeron”, manifestó el mes pasado.

La coalición opositora ha anunciado que este triunfo inicia un cambio en Venezuela. Hasta el momento, con un 96% de votos escrutados, la MUD ha asegurado 99 escaños de los 167 en disputa, mientras otros 22 quedan aún por definir. De llegar a 101, lograría una mayoría calificada, con lo que podría promover reformas importantes y traer un balance a un poder del Estado que ha estado en manos del chavismo por más de 15 años. 

A partir del 5 de enero, cuando los nuevos diputados juren sus cargos, la oposición podrá impulsar, por ejemplo, una ley de amnistía para quienes consideren presos políticos. Esto permitiría la liberación de personas como el líder opositor Leopoldo López, condenado a casi 14 años de prisión al ser acusado de promover las protestas del 2014 en contra del régimen chavista. 

Asimismo, la nueva asamblea podrá aprobar reformas que permitan la reactivación de la producción nacional. Una tarea urgente, pues se espera que la contracción económica en Venezuela alcance el 10% este año. Y es que, desde el momento en que sus representantes asuman sus cargos, la oposición tendrá poder de decisión respecto del presupuesto del Estado y podrá investigar e interpelar a funcionarios, con lo que el poder autoritario ejercido por los chavistas se verá considerablemente limitado.

Lograr el cambio, empero, no será fácil. El poder conseguido en las ánforas, aunque valioso, palidece ante la influencia que aún mantiene el chavismo en todas las instituciones venezolanas. En ese sentido, cabe recordar que cualquier ley promulgada por la Asamblea Nacional puede ser vetada por el propio presidente o por la Sala Nacional del Tribunal Supremo de Justicia. Esto, en un país con un sistema judicial intervenido, cuya independencia –según el Foro Económico Mundial– ocupa el último lugar de entre 140 naciones. 

Por otro lado, la actual Asamblea Nacional –leal en su mayoría simple a la ‘revolución bolivariana’– se mantendrá en funciones hasta el martes 15. Un tiempo suficiente para boicotear los planes futuros de la MUD, ya que podría promulgar una nueva ley habilitante que permita a Maduro regir por decreto por un período determinado. 

La oposición tiene que estar preparada para lidiar con la maquinaria chavista, que desplegará cuanto obstáculo tenga a su disposición para mantener el control. Para ello es importante que los miembros de la MUD busquen alcanzar consensos dentro de su coalición política, en aras de posicionarse como un ente unitario capaz de enfrentar los embates oficialistas. El logro en las urnas –y los opositores, felizmente, así lo entienden– no llegará a buen puerto sin un trabajo conjunto y articulado. 

Esta victoria, aunque debe tomarse con cautela, significa un gran paso para la oposición venezolana, que, por primera vez en 17 años, empieza a ganar terreno sobre el chavismo. 

Lo sucedido el domingo demuestra el deseo venezolano de lograr un cambio. No obstante, superar la profunda crisis económica y la lamentable decadencia institucional que enfrenta ese país no serán tareas sencillas. Aún hay mucho camino por recorrer hasta las elecciones presidenciales del 2019, en que quizá de forma definitiva podrán los venezolanos decir adiós a un episodio tan deleznable de su historia.