Alemania no hace esta guerra para castigar culpables o para liberar pueblos, y reposar luego en la conciencia de su magnanimidad desinteresada. La hace en razón de la convicción inmutable de que sus obras le dan derecho a un lugar mayor en el mundo y a objetivos más amplios para su actividad. España y los Países Bajos, Francia e Inglaterra se han apoderado y colonizado grandes y fértiles territorios en otros continentes. Ha sonado la hora de Alemania y ella debe ocupar su lugar de potencia dirigente en el mundo. Quiere engrandecer su honor.