Las recientes lluvias que han convertido a Lima en un lodazal desagradable, nos obligan a adoptar las providencias del caso para ponernos a cubierto de semejante emergencia en los días de las próximas fiestas patrias. Es preciso que la Municipalidad disponga las cosas de manera que, en unas pocas horas, desaparezcan las huellas dejadas por la lluvia y las delegaciones extranjeras que nos visitan no tengan que atravesar calles que parezcan pavimentadas con barro. Ya falta muy poco para el Centenario y hay muchos problemas de todo tipo por resolver.
H.L.M.