En un año, el Gobierno de Estados Unidos ha perdido 1.000 cervecerías, 236 fábricas de licores y 177.790 cantinas. Durante los últimos días, antes de la clausura de las cantinas, los bebedores discutían la reforma de la Constitución que prohíbe el consumo y la elaboración de bebidas alcohólicas y, sin duda ofuscados por lo que bebían, hacían profecías muy pesimistas sobre la pérdida de dinero y la desocupación que causaría la norma. Pero eso no tiene importancia cuando lo que gana un país es la salud física y moral de sus habitantes.
H.L.M.