En las Crónicas de Corrales, C. Palma pone esta frase en boca de un oculista: “Con ese ojo no vas a ver ni hostia” (Lima 1938, p. 256). La locución adverbial ni hostia expresa negación absoluta en la lengua familiar del Perú y otros países americanos. En España, se documenta la locución peyorativa ni hostias, que se usa como refuerzo de una expresión negativa; en el Diccionario fraseológico de Manuel Seco se consigna este ejemplo: “Quien es el guapo que conduce con este calorazo, ni aire acondicionado ni hostias”.